El bienestar animal también es justicia social
Por: Óscar Rébora
oscar.rebora@gmail.com
La relación entre los seres humanos y los animales no es un asunto menor ni aislado.
Es un reflejo profundo del tipo de sociedad que estamos construyendo.
Por eso, lo que ha sucedido hoy en Isla Mujeres es mucho más que una inauguración: es un mensaje claro de que en Quintana Roo el respeto por la vida, toda vida, es prioridad.
Con la apertura del Centro de Bienestar Animal, impulsado por la gobernadora Mara Lezama, se consolida una visión de Estado en la que la protección animal deja de ser un tema relegado y se convierte en una política pública concreta.
No se trata solo de atender perros o gatos callejeros, sino de garantizar entornos más seguros, sanos y compasivos para todos.
Desde la Secretaría de Ecología y Medio Ambiente lo vemos con claridad: donde hay maltrato animal, hay violencia contenida. Y donde hay crueldad normalizada, hay riesgo social.
No es coincidencia que la propia gobernadora haya señalado que el maltrato animal es un foco rojo.
Cuando un ser vivo es agredido sin consecuencia, se rompe un principio básico de convivencia y de humanidad.
Hoy ya existen seis personas vinculadas a proceso por maltrato animal en Quintana Roo.
Esa cifra, que puede parecer pequeña frente a otros delitos, es en realidad un avance enorme.
Habla de una voluntad política que no solo promueve el cuidado de los animales, sino que respalda con acciones la aplicación de la ley.
Porque cuidar a los animales también es cuidar a la sociedad.
El nuevo centro en Isla Mujeres será un espacio de atención, de rescate, de esterilización, pero también de concientización.
Un lugar donde las juventudes podrán aprender que la compasión es una forma de fortaleza, y que la protección animal es parte del tejido social que queremos consolidar.
Nuestro compromiso desde la SEMA es fortalecer estos esfuerzos desde una visión ecológica, ética y comunitaria.
Apostar por el bienestar animal no es una moda: es una exigencia civilizatoria.
Lo decimos claro: la transformación también se mide en cómo tratamos a quienes no tienen voz.
Y en Quintana Roo, hoy más que nunca, el bienestar animal es parte del bienestar de todas y todos
