POR GEORGES GOUBERT PANIN
Aprender a desaprender para después reaprender, es una consigna de limpieza mental que busca tirar a la basura todos aquellos aprendizajes del pasado que han vivido enquistados en nuestra mente y que partiendo de ellos nos han llevado al lugar donde estamos, no solo como individuos, sino como sociedad también. En el libro “Vivir” de Louise L. Hay, dice que la mente es como una parcela, a la cual hay que limpiarla y quitarle todas las raíces podridas y piedras que hacen que la tierra sea improductiva y que a veces para hacer esa limpieza, hay que lastimarse las manos y muchas veces sangrar, pero es necesario para que toda esa basura la llevemos lejos y luego ponerle tierra fértil y la nueva semilla de los frutos que deseamos cosechar. Así es como funciona el cerebro y a veces, aunque duela, hay que entrar en esas heridas o momentos del pasado que nos hacen daño, para limpiarlas y posteriormente desaprender todos esos paradigmas que nos hacen infelices y luego llevar nuevas ideas y conocimientos, nuevos hábitos y enfocarlos a las metas y objetivos que queramos lograr, para que la semilla dé sus frutos. Ahora que nos encontramos en la etapa de recuperación económica, de reactivación de diferentes actividades y del regreso a la escuela de manera responsable, con orden y lo más seguro posible, valdría la pena aplicar este enfoque de aprender a desaprender para después reaprender, puesto que nuestros hábitos de higiene y convivencia debieron haber cambiado pero si no ha sido así, entonces deben cambiar, porque la meta es clara y la necesidad palpable, aprender a convivir con las nuevas formas de vida y en los nuevos ambientes. Los primeros que debemos cambiar de manera flexible y con ganas de que todo funcione, somos los adultos y más aún quienes nos encontramos en la educación, los docentes, directivos y administrativos, las autoridades y dependencias de gobierno y las familias mismas, puesto que los niños, niñas y jóvenes, siguen nuestro ejemplo y somos nosotros quienes con hechos más que con palabras, deberíamos motivarles a vivir una vida disfrutable aun en las circunstancias que nos está tocando vivir. Cada generación ha tenido que enfrentar los retos que les corresponde según la época y ahora no es la excepción, por lo tanto, somos nosotros quienes requerimos re aprender desde las bases y canalizar todos los esfuerzos para una vida mejor y más digna para todas y todos.