POR: SARA RINCÓN / GRUPO CANTÓN
La convivencia en espacios públicos siempre ha sido un reto cuando se trata de equilibrar la seguridad de las personas con el bienestar de los animales. En Cancún, esta discusión ha tomado fuerza tras el aumento de incidentes por mordidas y ataques de perros en zonas concurridas, desde parques hasta centros comerciales. La preocupación ciudadana es legítima: ¿cómo garantizar que todos —visitantes, residentes y mascotas— puedan compartir espacios sin riesgos?
Frente a este vacío normativo, surge la propuesta de un Reglamento de Control Canino y Seguridad Pública. La iniciativa no busca criminalizar a los dueños ni excluir a las mascotas, sino establecer reglas claras de convivencia. Entre las medidas destaca la correa obligatoria de máximo 1.5 metros para todos los perros, además del uso de bozal y permisos especiales para razas clasificadas de riesgo o con historial de agresividad, como Pit Bull, Rottweiler o Dogo Argentino.
La propuesta también marca límites: prohíbe el ingreso a áreas sensibles como zonas de comida, juegos infantiles y locales no designados como pet-friendly. Al mismo tiempo, exige vacunación vigente y registro municipal de los animales, un paso importante para dar certeza jurídica y sanitaria.
En cuanto a sanciones, el reglamento plantea un esquema progresivo: advertencias iniciales, multas de 2,000 a 5,000 pesos y, en casos graves, prohibición definitiva de ingreso. La aplicación recaería en un trabajo coordinado entre Seguridad Pública, Protección Civil, Ecología y administraciones privadas, lo que le da un carácter integral y realista.
El respaldo legal es sólido, pues se fundamenta en la Ley de Protección y Bienestar Animal de Quintana Roo y reglamentos municipales ya existentes. Además, cuenta con el apoyo de la Sociedad Protectora de Animales “Luum Balicheo A.C.”, que lo considera un modelo a replicar en otros municipios. Su visión es clara: no se trata solo de restricciones, sino de fomentar una cultura de tenencia responsable.
En el fondo, la propuesta es más que un reglamento: es un espejo de la madurez social. Cancún, destino turístico internacional, no puede permitirse espacios públicos inseguros ni mascotas expuestas a malas prácticas. Avanzar hacia un marco que proteja a ciudadanos y animales por igual es dar un paso hacia la modernidad, alineándose con estándares internacionales.
De aprobarse, esta iniciativa marcaría un precedente no solo en Quintana Roo, sino en México: una ciudad que entiende que seguridad y bienestar animal no son opuestos, sino complementarios.