Alejandro Palomec
@AlejandroGrapa
Hace unos días supe de un lamentable hecho, que hubiera querido escuchar como noticia de un país lejano y peligroso, sin embargo, se trataba de la ciudad de Reynosa, Tamaulipas. Durante años aquel estado se ha destacado por ser uno de los más violentos del país donde escuchamos de balaceras en el centro de la ciudad, personas colgadas de los puentes, narcomantas, quemados, embolsados y de trocas llenos de pelados con armas. Pero lo que acaba de suceder rompe una barrera invisible, haciendo que entremos en una nueva era de violencia en México.
El sábado 19 de junio, aproximadamente a las 12:45 pm un convoy de hombres armados a bordo de tres camionetas asesinó al menos 19 personas, al parecer al azar. Estos pistoleros recorrieron diversas calles y colonias disparando sin discriminación: hombres, mujeres, trabajadores, estudiantes, jóvenes y mayores.
Desde mi perspectiva, esto constituye un acto de terrorismo, pero no de un terrorismo como el que se vive Europa o África. Latinoamérica desarrolló una forma diferente donde se ha mezclado con el narcotráfico; como antecedente tenemos a Pablo Escobar en Colombia, quién colocó coches bomba en las calles del país del café. México no siguió los pasos de esos ataques “impersonales” como en Medellín, pareciera que los criminales de aquí les gustan hacer “las cosas de frente”, como dicen en el norte: al chile.
Hay que tener paciencia, me refiero a aplicar programas de prevención a largo plazo y esperar los resultados, que se verían hasta después de 10 años
¿Cómo llegamos tan lejos? ¿Quién es el culpable? Todos hemos dejado que la violencia crezca de forma directa o indirecta: dejando pasar los actos atroces, no denunciando, no respetando las reglas, acostumbrándonos a la violencia, dejando de atender a los jóvenes en problemas y olvidando que todos vivimos en el mismo país. La violencia avanza y crece, no da saltos de un día a otro. Primero usaron armas de grueso calibre, después granadas, pasando exhibir muertos en la calle; que pasará la matanza en Reynosa ya solo era cuestión de tiempo. ¿Culpables? ¿De qué sirve ahorita apuntar culpables? ¿Para castigarlos? Lo que debemos hacer es concentrar toda nuestra energía en mejorar, curar, atender a nuestra gente, a nuestro pueblo. Sobre todo, hay que tener paciencia y no me refiero a tener paciencia con los criminales (con ellos no), me refiero a aplicar programas de prevención a largo plazo y esperar los resultados, que se verían hasta después de 10 años de haberlos aplicados.
Querido lector, lo que vivimos ahorita es resultado de las vivencias, costumbres, valores y educación que pasaron hace 15 años. Si queremos un cambio debemos empezar desde hoy para disfrutarlo en el futuro.