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diciembre 05, 2025

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¿Qué es la violencia vicaria?

La violencia vicaria es un tipo de violencia en la que el agresor utiliza a los menores como un instrumento de daño contra la madre o la mujer con la que mantiene algún tipo de relación.

Esta forma de violencia busca doblegar emocionalmente a la mujer a través del sufrimiento de sus propios hijos e hijas, lo que genera un grave impacto psicológico en todos.

El agresor utiliza a los menores para manipular, humillar, someter, y en algunos casos, destruir emocionalmente a la madre, sin darse cuenta que también destruye a los menores.

Se trata de una forma de violencia psicológica indirecta ya que el agresor atenta a través de aquellos que más ama y por su vulnerabilidad, se convierten en el blanco de la agresión.

¿Cómo se manifiesta la violencia vicaria?

La violencia vicaria tiene diversas formas, todas ellas relacionadas con el uso de los hijos como una herramienta de control o castigo hacia la madre.

Algunas de las manifestaciones más comunes incluyen:

• Manipulación emocional de los menores: El agresor hace que los niños se enfrenten contra la madre, distorsionando su visión de ella o incluso inventando mentiras para que los niños la rechacen.

• Amenazas con la custodia de los hijos: El agresor amenaza con privar a la madre de la custodia de los menores, utilizando este recurso como una presión constante.

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• Desentendimiento de sus obligaciones: El agresor no cumple con las responsabilidades como padre ya sean económicos, emocionales o educativos, y usa eso para hacer un ambiente de sufrimiento para la madre.

• Poner en riesgo a los menores: sucede cuando el agresor coloca a los menores en situaciones de abuso o peligro con el fin de que la madre se sienta impotente o culpable.

¿Qué impacto tiene la violencia vicaria?

El daño causado por la violencia vicaria no solo afecta a la mujer, sino que tiene repercusiones severas en el bienestar emocional de los hijos e hijas.

Estos menores, al ser usados como instrumentos de venganza o control, desarrollan profundas secuelas psicológicas que pueden estar toda la vida, desarrollan trastornos de ansiedad, depresión, dificultades en sus relaciones interpersonales y, en algunos casos, conductas autodestructivas.

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