La mente del ser humano está diseñada para proteger y dar seguridad, pero no para la felicidad y es curioso que la mayoría de las teorías de estudio de las conductas humanas, se afirme que uno de los fines de las personas es la felicidad y casualmente se ha descubierto que nuestro cerebro está diseñado para darnos seguridad más que felicidad.
Ante una situación de peligro, Clint Johnson asegura que la respuesta de lucha o huida comienza en el cerebro, antes de que puedan tener lugar las reacciones físicas de este proceso, el cerebro necesita reconocer que existe un peligro claro y presente, esto sucede con la ayuda de los sentidos y de ahí, a través de una serie de liberaciones hormonales.
Para lograr equilibrar estas reacciones naturales, existen mecanismos que podrían darle un giro hacia el disfrute y estabilidad emocional a través de la práctica positiva; las prácticas positivas son estrategias que llevan a cabo en diferentes ámbitos personales, familiares, organizacionales considerando elementos desde la psicología positiva con el objetivo de dar una propuesta de mejora a partir de la modificación de comportamientos que promuevan conductas deseables, y mejorar el rendimiento y la satisfacción, así como promover la salud mental, la calidad de vida y la excelencia.
Las prácticas positivas están focalizadas a aspectos positivos, (esperanza, optimismo, resiliencia, paz, etc.) y se caracterizan por promocionar el bienestar de la persona en lugar de intervenir sobre los problemas o la psicopatología; están dirigidas a cultivar sentimientos positivos, comportamientos positivos o cogniciones positivas.
Las nuevas generaciones, entiéndase estas como las personas nacidas a partir del presente siglo, han estado expuestas a una formación diferente y que les ha dado muchas ventajas en diferentes aspectos, tales como acceso rápido y fácil a mayor información, uso de telecomunicaciones y redes que facilitan los nuevos estilos de vida, entre otros, pero también algunas desventajas en sus formas de aprender o formarse y por ello son más exigentes, todo lo quieren rápido y al menor esfuerzo, así como una mayor fragilidad en sus sistemas de recuperación de situaciones difíciles en la vida.
Es por lo anterior que será fundamental, evitar seguir solucionándoles la vida facilitando la obtención de sus metas, puesto que eso les debilita y hace sentir imposibilitados de conseguir por si mismos lo que desean y a cambio, crear condiciones que les permitan vivir esas prácticas positivas de manera adecuada a través del reconocimiento a lo que se hace bien, impulsándolos a que se esfuercen por lograr sus sueños, pero sobre todo a que crean en sí mismos.