Se cumplió el ritual de aquello de los “veneros del diablo” sobre el petróleo, pero ahora en las entrañas del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana, comandado por muchos años por caciques como Joaquín Hernández Galicia “La Quina” y Carlos Romero Deschamops, donde el poder y el dinero hay reinado por décadas para mantener el férreo control de los trabajadores y que ahora están poniendo a “prueba de fuego” a la Reforma Laboral que se implementó el 1º, de Mayo de 2019.
El escenario se complicó desde el momento en que los “caciques” de las secciones sindicales provenientes del grupo de Deschamps, recurrieron a las prácticas de hacer sentir su poder a base de dinero y coartar la libertad de elegir a sus dirigentes, desde ese momento, se enturbiaron las elecciones sindicales, las cuales ahora se pueden ir hasta la Organización Internacional del Trabajo, si las autoridades laborales mexicanas no desahogan cada una de las quejas presentadas por los trabajadores conforme lo marca la Ley.
La estrategia que emprendieron los dirigentes seccionales para reelegirse, fueron con base a no dejar el poder y seguir operando en torno a su sempiterno líder Carlos Romero Deschamps, para conformar un bloque en el que no pasarán los opositores y desde el Comité Ejecutivo Nacional del STPRM, que encabeza Miguel Limón Hernández, el silencio en torno a las elecciones es evidente, aunque la operación se hizo en el sigilo, porque a nadie conviene ceder terreno a candidatos opositores que los lleven al banquillo, porque ahí saldría a flote toda la red de corruptelas y complicidades con las que han venido actuando.
El balón está en la cancha de la Secretaria del Trabajo y Previsión Social, Luisa María Alcalde y del Centro de Conciliación y Registro Laboral, que maneja Alfredo Domínguez Marrufo, que tienen que limpiar la elección, porque es el parteaguas para la de secretario general en enero de 2022, donde se prevé que el grupo caciquil muestre todo su músculo para seguir con el control del sindicato. Hasta la próxima
