En la conferencia de prensa del lunes, la de mayor quórum desde el inicio de la pandemia con 10 invitados, quedó claro que la nueva secretaria de Educación, Delfina Gómez se encuentra muy ocupada en su nuevo cargo, al extremo de llegar tarde a la “mañanera” casi diez minutos. Estimada maestra, usted más que nadie sabe que el ejercicio de la función pública va más allá del viejo adagio de los maestros, que reza que ellos nunca llegan tarde, porque la clase empieza cuando ellos, llegan. Querida profesora Gómez Álvarez, ya no está en el salón, hoy es secretaria de despacho y su jefe es el Presidente de la República, no un director de escuela; por favor, muestre respeto a la investidura presidencial. Sería bueno incorporar el civismo a los planes de estudio de la 4T, empezando por las y los servidores públicos. Hay que recordarle al titular de la Sedatu, Romancito Meyer Falcón, que la premisa de un salón de clases dicta: no se permiten celulares. Esto viene a colación porque mientras que los miembros del gabinete estaban atentos a los videos que mostraban el progreso de las obras emblemáticas de la 4T, usted ignoraba o soslayaba al señor presidente López Obrador, por estar mirando su telefonito. La misma atención que prestaba usted al celular, debería tenerla a la Dirección General de Inventarios y Modernización Registral de la Secretaría a su cargo, pues resulta que su titular, Griselda Martínez Vázquez, quien fue directora del Registro Público en la CDMX, es parte del cártel inmobiliario encabezado por el senador del PRD, Miguel Ángel Mancera; también debería de investigar al respecto a Claudia Nogales Gaona, quien fuese la sepulturera de las evidencias del latrocinio inmobiliario perpetrada por dicho grupo, desde el Archivo General de Notarios; ahí te hablan Manuelito Granados. POST-IT. Estimados lectores, no todo es grilla, también hay buenas noticias. Una de ellas: la llegada de las vacunas contra el Covid-19. Lo interesante es que la protagonista del respectivo video era Martha Delgado, quien en la descripción aparecía como secretaria y no subsecretaria, cargo que realmente tiene. ¿O será que Relaciones Exteriores quiera aventurarse al oficio de profeta?