Hay que saber reconocer los tiempos que nos toca vivir y enfrentarlos cada día, con dignidad, con fuerza, con valor y con una gran visión de futuro próspero y con esperanza, que nos haga tomar acción cada día y en cada instante Hay quienes se refugian en cientos de pretextos, razones o excusas, pero no deja de ser una forma de huir de la realidad y mantenerse alejado; muchos por lo privilegios de los que gozan y que no están dispuestos a dejarlos, otros por el coraje e impotencia de lo que pasa y por más que se evidencian las incongruencias, pareciera que no hay salida y otros más por la apatía y conformismo, culpando a los demás de las desgracias de todos. La pobreza ha sido moneda de cambio e intercambio y sobre todo de lucro, para aprovecharse del hambre y la desesperanza y usarla para comprar votos masivos y lograr en las urnas el triunfo de la tiranía y perversidad, duele y lastima, que se esté mutilando la mentalidad de millones de personas a cambio de unas monedas, las cuales han significado mucho para pasarla temporalmente, sin darse cuenta que empeñar el futuro a un precio tan ínfimo, por mucho que sea, es el error más grande y duradero para muchas generaciones. Pero es muy común encontrarse con los compadres, vecinos, compañeras y compañeros, de trabajo, de club, de deporte y hasta en los pasillos de cada oficina, decir que hay hartazgo, que todos son iguales, en especial los políticos que normalmente son quienes aspiran a gobernar y con ese discurso de que ellos son los malos y nosotros los buenos, los trabajadores, los honrados, así es como se pone un bálsamo para sentirse menos corresponsable de todo lo que pasa. El llamado es, entonces, a que el futuro no nos agarre dormidos, ni de brazos cruzados, ni distraídos, ni mucho menos tristes, ni sentados; hay que despertar, vamos a tomar acción, vamos a enfocarnos, sin olvidar disfrutar, ser felices y hay que ponerse de pie, porque solo así aseguraremos que dejaremos un mundo mejor a las nuevas generaciones, porque solo así, de pie, lograremos vencer la apatía y la pereza, porque solo de pie podremos avanzar hacia la construcción de un futuro brillante y aunque en algunos intentos se fracase y se caiga, jamás nos quedemos ahí, levantemos la cara hacia el cielo y por nuestros jóvenes, por nuestro futuro, mantengámonos siempre con fuerza y de pie, porque estos son los tiempos que nos tocó vivir.