Los pocos militantes del priismo quintanarroense tuvieron dos noticias: la buena es que al ser precandidato al Senado Raymundo King, está impedido para continuar en el cargo de presidente estatal del partido, y la mala: Arlet Mólgora llega a suplirlo.
Y es que en verdad existen algunos buenos elementos todavía en el PRI, pero en definitiva se esfuerzan por no querer que ese partido resurja. Cegados ante la visión objetiva de que no fue una mala estrategia, ni solo una mala campaña lo que les hizo perder ya que no fueron acciones aisladas la que los llevaron al declive por ejemplo: la de los casi mil doscientos millones tirados en la campaña en 2016, la megaescultura de Hendricks, Félix y las macrodeudas y desvíos hasta la soberbia y sobreendeudamiento de Roberto Borge, eso sin contar los personajes satélite ente los que están varios expresidentes municipales, diputados y operadores.
Dichos personajes no se han dado cuenta aun -y tal parece que a nivel nacional tampoco – que el priismo local está condenado a desaparecer de seguir en esa temática. Pudiera pensarse que solo algunos ya lo advirtieron después de la derrota y por ello se pasaron al PVEM o niegan cualquier relación tanto con Mauricio Góngora como Roberto Borge.
Y es que no sabemos con qué credenciales, más allá que su bien sabida cercanía con Félix González, puede Arleth Mólgora presentar para ser designada presidenta del Comité Estatal. Puesto que perdió de manera abrumadora frente a Luis Torres cuando quiso ser presidenta municipal, porque no es lo mismo ganar una elección cuando existe un dominio absoluto de los medios de comunicación, amenazas, tráfico de influencias, designación directa y los recursos del Estado para libre disposición (y aun así perdió), que enfrentarse a un proceso teniendo tanto a un exgobernador en la cárcel como al que era su candidato a sucederlo y ambos por hechos de corrupción.
¿Pensará que la gente ya olvidó su afrenta en la Cámara al gritar cual si estuviera en un recinto de futbol? ¿Creerá que no se le cuestionará su falta de participación en temas cruciales en la cámara o de la falta de iniciativas trascendentes? ¿Pensará que ya se olvidaron sus desvíos de SESA y la muy cuestionada administración de su marido cuando fue rector?
Raymundo se va a buscar una Senaduría siendo uno de los más repudiados presidentes estatales y sin duda el más abucheado diputado local en la historia del Congreso. En este panorama es tal su cerrazón al impedirle el paso a los militantes que podría costarles de nuevo otra derrota.
Pero esta será mucho más grande, dos elecciones seguidas desgastan a un candidato y más aún si es un candidato perdedor. ¿Cuál es el afán de continuar el monopolio en el PRI? ¿Le apuestan a Meade que rescate a los ya mal vistos personajes locales?
¿Existirá algún personaje que desafíe estas imposiciones y logre lo que unos cuantos esperan y es que ese partido retome su dignidad y por fin actúe conforme a sus principios y documentos básicos? Pero mientras esto sucede tendrán que esperar, porque por el momento sobre las ruinas del PRI es imposible edificar algo nuevo.
