Lo más desesperante de México es que todo lo que está mal, continúa igual siempre.
Como si el país fuera un retrato -de crímenes e injusticias- de hace 50 o 60 años.
Pasó el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres, y lo que tenemos aquí son más violadas, golpeadas y asesinadas.
Tristemente, la igualdad de género en las posiciones de poder solo ha mostrado que a las mujeres les es también indiferente la tragedia de sus congéneres.
México está en límites de locura, cuando las féminas son balaceadas y ultimadas mientras protestan contra la violencia, como en Guaymas, donde a una joven de nombre Marisol le fue arrancada la vida.
En esos ámbitos de demencia, hace un año, en Cancún, con la alcaldesa reelecta hace dos meses que ahora busca ser gobernadora, ¡la propia policía municipal! tiroteó una manifestación pacífica de damas.
La noche del 9 de noviembre del 2020 (9N), colectivos feministas marcharon en protesta por el crimen de Bianca Alejandrina “Alexis”, desaparecida el 7 de noviembre y encontrada, muerta, al día siguiente.
Frente a Palacio Municipal, la policía abrió fuego contra una multitud de mujeres, hombres y niños
Golpearon, hirieron de bala, torturaron sexualmente…
Es la hora que no hay culpables.
“No se sabe” quién dio la orden de disparar: si gobierno estatal o municipal, porque en el municipio opera el Mando Único.
Alberto Capella fue entonces removido como titular estatal de Seguridad Pública, aunque hace unos meses el gobernador Carlos Joaquín González -invitado por AMLO a colaborar con él- lo reivindicó, invitándolo a la inauguración de un C-5.
Diez elementos fueron vinculados a proceso, y luego eximidos de responsabilidad.
Según un informe de Amnistía Internacional, no únicamente no ha habido verdad, justicia, ni reparación a propósito de la infamia, sino que los afectados han sido violentadas y revictimizados por el Estado mexicano.
La impunidad mata más que las balas
