México junto con los mexicanos, al voltear a nuestro pasado como país, adoptamos, la mayoría, una actitud más de víctimas, tratando de culpar a otros, como si nos hubiera pasado algo del todo malo y aunque así fuera, dejando de asumir que es algo que ya debería quedar atrás para dedicar todos los esfuerzos a la construcción de una patria ordenada y generosa y una vida mejor y más digna para todos.
Decía don Miguel de Unamuno, (1864-1936) Filósofo y escritor español “Procuremos más ser padres de nuestro porvenir que hijos de nuestro pasado.” Entendiendo esta propuesta, como una forma de ver hacia el futuro tomando como base lo que se ha vivido y construir lo que se desea para las nuevas generaciones, como un acto de responsabilidad de resolver y atender las situaciones y problemas que aquejan al presente, sin buscar culpables o excusas para justificarse.
Un caso ejemplar podría ser el de doña, Francisca Viveros Barradas, mejor conocida como “Paquita la del barrio”, quien, como miles de mujeres del México del siglo pasado, padeció de manera brutal los efectos del machismo en su máxima expresión, las dificultades que había para superarse como mujer y sobresalir haciendo uso de los talentos y luchando por los sueños y trascender.
Ella, Paquita, a diferencia de innumerables mujeres, en lugar de arrinconarse y llorar, teniéndose lastima, culpando a quienes le hicieron daño, hizo lo que don Miguel de Unamuno sugiere, fue más madre de su futuro, haciendo de su desgracia de vida, su éxito como cantante, aprovechando su experiencia de vida, para que fueran trozos de sus canciones y así realizarse como ser humano y como mujer. Otro ejemplo similar pero traducido a país, es el de Japón, el cual de las cenizas resurgió para convertirse en una potencia mundial.
Pues México, al estilo de Paquita la del Barrio, al de Japón o al de muchos otros más, podría resurgir como lo que está llamado a ser, un país brillante, exitoso, potente, respetado y justo, cívico, democrático, transparente, autocritico, seguro, con oportunidades para todos, un país con una sociedad de valores y ético, con orden y limpieza, integridad, puntualidad, responsabilidad, que fomente en su sociedad el deseo de superación y respeto a las leyes y los reglamentos, así como respeto por el derecho de los demás, su amor al trabajo y esfuerzo constante por la economía y con mexicanos cultos, con seres humanos autónomos.
México al estilo de la del barrio, podría cambiar su realidad como país y lograr que sea a través del esfuerzo, liderazgo con visión, talento y dedicación de cada mexicano, lo que marque nuestro destino en la vida y no lamentándose de, dónde y cómo nos tocó nacer.