En algún lugar del mundo, de cuyo nombre muy bien me acuerdo, con el enorme privilegio de encontrarme en una profunda platica con el bien ponderado y recordado ex presidente de la Asociación de Hoteles de Cancún, mi gran amigo y consejero, Don Roberto Cintrón (DEP), el día de la inauguración de la FITUR, justamente en el pabellón de México, a principios de enero de 2012, me decía con claridad y contundencia: …” Lo que hace falta es un alto grado de lealtad a las convicciones y valores en los cree y por los cuales debe luchar una persona que se encuentre en el medio político”…
Más tarde, ya caída la noche, coincidimos con otro grupo de empresarios mexicanos en otro evento que se había organizado por parte de SECTUR, y una vez más se abordó el tema de la lealtad y su gran relevancia e impacto en las relaciones humanas y trabajo en equipo por causas que van encaminadas al bien común, es motivo de orgullo compartir que actualmente uno de los mejores amigos con los que coincido en varios proyectos, surgió precisamente de ese momento y el tiempo ha reafirmado lo que pareciera una simple platica casual.
¿Pero que es la lealtad?, El término lealtad proviene del latín “legalis” que significa “respeto a la ley”. El término leal es un adjetivo usado para identificar a un individuo fiel en base a sus acciones o comportamiento. Es por ello, que una persona leal es aquella que se caracteriza por ser dedicada, y cumplidora e inclusive cuando las circunstancias son adversas, así como defender en lo que cree, por ejemplo: un proyecto.
Lealtad es sinónimo de nobleza, rectitud, honradez, honestidad, entre otros valores morales y éticos que permiten desarrollar fuerte relaciones sociales y/o de amistad en donde se creen un vínculo de confianza muy sólido, y automáticamente se genera respeto en los individuos.
Lo contrario a la lealtad es la traición y los proyectos normalmente son exitosos o fracasan, según el tipo de integrantes con los que se cuenta en el equipo de trabajo, según sus valores y principios y sin lugar a duda, las acciones y congruencia de las mismas.
Tener convicción y defender esos valores en todo momento, da crédito y respalda a la persona que camina por la vida en una línea de congruencia que le permite superar obstáculos que a cada uno puede presentárseles, esa es la diferencia o la gran diferencia que hay entre la lealtad y la traición, más allá de otros, con uno mismo. Ahora más que nunca tiene vigencia lo que mi gran amigo me decía aquella fría mañana en Madrid, Lealtad a los valores y convicciones en todo momento.