Si bien es cierto que el cambio es una constante, a lo largo de la historia de la humanidad hay acontecimientos que marcan al mundo con cambios trascendentes, por ejemplo, el descubrimiento del fuego, las guerras mundiales, virus como H1N1 y ahora el Covid-19.
Hay acontecimientos que impactan a algunos países, continentes y al mundo entero y justamente nos encontramos ante ese último escenario; de repente pareciera que el tiempo se detuvo, empezando con un caso y ahora con miles y seguramente continuara en millones; el mundo cambió.
Todo iba tan aprisa, el tiempo apremia para ir y venir, para gobernar y demostrar poder y de repente, ¡Alto!, todo se detuvo o nos vimos obligados a que se detenga, la vida cambió, el mundo cambió.
¿Y tú, cuándo cambiaste? o más bien, ¿ya cambiaste?, esta pregunta no tendría sentido si revisamos las primeras palabras que dicen que el cambio es una constante, pero el enfoque es claro, una vez que el mundo cambió, ya eres parte del cambio, ya eres consciente del papel que juegas o quieres jugar en este proceso de cambio mundial, ¿cambiaste para bien o para mal?
¿Eres parte de la solución o del problema?, experimentar miedo, curiosidad, incertidumbre, fortaleza, y muchos sentimientos más, pueden ser normales, pero debe llegar el momento donde se debe tomar una decisión.
Cada persona tiene diferentes formas de reaccionar y los cambios son al ritmo individual, pero es importante ser consciente y hacer conciencia de la realidad y la situación. Por eso es importante ser conscientes del día en que el mundo cambió y más aun de ese día trascendental para cada uno porque es el día en que uno puede cambiar y ser parte de la solución, a través de asumir la responsabilidad del propio bienestar y el de los demás.