“Nadie escarmienta en cabeza ajena” es una expresión coloquial de la sabiduría popular que se repite un sinnúmero de veces a lo largo de la educación de los seres humanos, sobre todo en la cultura mexicana y aun cuando tiene un enfoque con tendencia al error, no deja de hacer énfasis en que hay que equivocarse de manera personal para asimilar el aprendizaje.
Los procesos evolutivos de aprendizaje y de educación han pasado por muchas etapas, en la cuales se han hecho aportaciones importantes, con el fin de lograr la mayor efectividad en el proceso y alcanzar el máximo nivel de acumulación del conocimiento en cada persona para el uso en su propio bienestar y el de quienes le rodean; en la búsqueda de formar mejores ciudadanos y lograr el bien común.
John Dewey considerado como padre de la educación experiencial, aseguraba que la “necesidad de comprobar el pensamiento por medio de la acción, si se quiere que éste se convierta en conocimiento” y sostenía que, el pensamiento constituye para todos, un instrumento destinado a resolver los problemas de la experiencia y el conocimiento, es la acumulación de sabiduría que genera la resolución de esos problemas.
Las efectividades de los modelos educativos basados en la experiencia han trascendido a tal grado que se han incrementado con diferentes formas de abordarlos, como la practica sobre la teoría, competencias, entre otros; y aun cuando no todo es para todos, se tiene un impacto más positivo si se vive la experiencia y se privilegia la practica sobre la teoría, dicho de otra manera, una educación experiencial.
Alguien dijo una vez que las personas se dividen en tres grandes grupos: uno que asimila sus errores, otro que además de los suyos lo hace con los de los demás y aquel grupo que no hace ni una cosa ni la otra.
Vive la experiencia y atrévete a explorar nuevos caminos, si te equivocas puedes aprender, si aprendes puedes avanzar y si avanzas lograras lo que te propongas en la vida.