Los protagonistas ya lo sabían. El gobernador se los había “comunicado” en privado. Supongo que han ido asimilándolo con dificultad, la emocional y la que se traduce en “apoyos”.
Son, lo que literalmente llaman “huérfanos”. Como en las sociedades del primer mundo. Años luz de la costumbre en Quintana Roo donde el mandatario en turno era dueño del futuro de aquellos que “elegía”. Siempre, obvio, de acuerdo con sus intereses personales.
Hoy, lo dijo a solas, lo repitió ante los periodistas, tenemos un gobernador que no tiene candidatos.
¿Para qué necesitaba tenerlos? Buena pregunta. Algunos pensarían que para colocar a “gente suya” en presidencias municipales, diputaciones federales y demás posiciones que estarán en juego el próximo 1º de Julio.
Creo, personalmente, que la diferencia entre Carlos Joaquín y sus antecesores, sobre todo sus dos inmediatos antecesores, es brutal. De verdad. Por convicción.
A lo que debemos agregar su personal ascenso político, contra todo y contra todos. Sin padrino alguno. De dónde debe decirse, a su propio espejo, “si yo lo logré, que los demás hagan su parte”. En caso de que quieran llegar a una posición de elección popular.
Supongo, es humano, que tendrá alguna simpatía mayor para alguno o alguna, pero lo importante es que ha definido, con toda claridad, que los candidatos del PRD-PAN no son sus candidatos, como tampoco los del PRI, o los de MORENA por citar a las tres coaliciones políticas más fuertes.
Voluntariamente se ha quedado solo. Ellos, los candidatos, saben también que será su esfuerzo el que los acompañe en esta contienda, pese al afecto que en lo personal pueda existir de parte de Carlos Joaquín.
Se trata, pocos lo habrán notado, del cambio político más importante que hemos tenido en los últimos 40 años, o si lo prefieren, desde que Quintana Roo es Estado.
¿Qué gana, qué pierde Carlos Joaquín con esto? Es un estilo nuevo de gobernar de entender y ejercer el poder, definitivo. Se trata, también, de un nuevo comienzo, de una nueva manera para establecer nuevos vínculos con quienes resulten electos.
Esto, además, reafirma una verdad que parecía no serlo, que se entendió en su momento como un asunto de dientes para afuera: Carlos Joaquín es un candidato ciudadano, que, sin afiliarse a ningún partido, gana la gubernatura con las siglas del PAN y del PRD.
Cuando todo es nuevo, todo puede surgir sin reglas establecidas, sin ataduras con formas políticas anquilosadas. Son, serán a partir de esta elección, nuevas maneras de hacer política, también desde Casa de Gobierno, en Quintana Roo. Veremos muchos más cambios, compartiremos el asombro mientras algunos lloran amargamente…
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