Llegó la encuesta de Liébano Sáenz. Muy al principio. Cuando todo era miel sobre hojuelas y el optimismo de los priistas se desbordaba. Dar una diferencia de 11 puntos, a favor del candidato del PRD-PAN eran palabras mayores.
Se la llevaron al entonces gobernador y respondió, en automático: “La pagó Carlos Joaquín”.
Días después yo intentaba explicar que no era así. Que estábamos hablando de Liébano Sáenz. Y repitieron, “la pagó Carlos Joaquín”.
A partir de esa, falsísima, certidumbre hubo consigna para borrar la realidad durante la campaña para gobernador. Al menos del lado del PRI.
¿Y qué sucedió al final? Que Carlos Joaquín ganó la elección por alrededor de 11 puntos de ventaja.
Moraleja: La realidad puede ser tan evidente como la respuesta, torpe, de negarla por consigna.
Las encuestas son, solamente, un instrumento para medir la disposición de un grupo social para votar a favor de un candidato. Sus resultados pueden variar por muchos factores. Y deben verse con reserva.
Sin embargo, cuando todas las encuestas coinciden, hay que entender que la fuerza de la realidad se está imponiendo. Y no hay una encuesta, sea de la empresa que sea, que coloque al candidato de MORENA, Andrés Manuel López Obrador, con una ventaja menor a los 12 puntos, de su competidor más cercano, que vendría a ser el candidato del PAN.
¿Qué va a pasar? Que el convencimiento social, la percepción de que AMLO va a ganar, terminará por ayudarle, justamente, a que gane. Porque en México ninguno quiere votar por el perdedor.
Tan lo creen ya el candidato triunfador, el próximo presidente de México que muchas instituciones comienzan a hacerle caso. O, por lo menos, así parece. Baste como ejemplo sus declaraciones en Puebla, el martes pasado, 6 de febrero, en contra del Doctor Honoris Causa que la Universidad de Chiapas iba a entregar al titular de la Sedena, general Salvador Cienfuegos.
De manera fuerte, López Obrador lo “mandó a trabajar”, a “dejar de hacer politiquería”… y quienes escucharon fueron los de la Universidad, el rector que ya había tenido problemas por la respuesta de varios académicos que se oponían a que este doctorado fuese entregado al general Cienfuegos. Y así fue, se canceló. Una humillación al comandante de las fuerzas armadas que no parecía fácil que se pudiese dar hace unos meses.
Pero estamos en Campaña. Y López Obrador lleva una ventaja de casi 12 puntos… en Quintana Roo sabemos, perfectamente, cómo se traduce esto…
En Tuitera: @isabelarvide