Por fin tenemos un gobernador que piensa en la capital del Estado.
Desde que Jesús Martínez Ross se angustiaba porque Cancún crecía, y tendrían los mismos 40 mil habitantes de Chetumal, porque contaba con un camión de bomberos antes que la capital, no teníamos un gobernante dispuesto a mirar hacia la capital del Estado.
Porque para muchos funcionarios públicos, Chetumal es un castigo, un lugar donde “residen” pocos días de la semana, sin siquiera traer a la familia.
En cambio, Carlos Joaquín, está muchos días del mes en Chetumal, piensa en Chetumal, cuida hasta el bacheo de las calles de Chetumal.
Y con un “presidente municipal” totalmente ignorante de lo que es gobernar, de las leyes, de todo lo que tiene que saberse para mediamente estar en palacio de gobierno. O sea que al gobernador le toca palear todo, solucionar todo.
Yo no entiendo porque estas acciones no le merecen el mayor aprecio de los chetumaleños, porque no escuchamos voces de todos los sectores a su favor. Con mayor razón con el tema del Tren Maya.
Porque Carlos Joaquín está haciendo negociaciones para que Chetumal tenga una estación del Tren Maya, para que siga de Bacalar hasta la capital. De ese Bacalar con tan mala suerte, como Chetumal con sus presidentes municipales, y con sus esposas negociantes, como la de Alexander Zetina que invade un predio municipal con su restaurante impunemente.
Tener una estación del Tren Maya cerca del aeropuerto de Chetumal sería un detonante extraordinario para el desarrollo del Sur del Estado.
Sin embargo, para muchos, para los señores del dinero, para los políticos, para los críticos maiceados, para los que solamente piensan en el pasado $$$$, para los que creen que Cancún o la Riviera Maya son el universo, esto no importa…