Cuando habíamos avanzado, enormidades, en la limpia de la policía municipal de Cozumel, después del suicidio de su director, Eduardo Isidro Gutiérrez Sánchez, en septiembre del 2012, al gobernador se le metió en la cabeza nombrar a “Checo” Terrazas como director.
Y vino la entrega a grupos criminales, regresó la venta de droga con total impunidad, siguieron los taxistas en la distribución… fue un inmenso retroceso.
“Checo” Terrazas venía de Tulum, donde le fue muy útil al entonces gobernador como “espía” para reunir información contra la alcaldesa Edith Sánchez que terminó en la cárcel, esto desde la dirección de la policía municipal, también impuesto contra la voluntad del entonces titular de la SSP.
Terrazas llegó a Cozumel sin conocerlo ni de vacaciones, con antecedentes de violencia desde sus días de destrampe en Chetumal, donde atacó a un policía federal con gran escándalo en 2006, siendo comandante de la policía municipal.
Una decisión inexplicable que echaría atrás grandes esfuerzos en materia de seguridad, totalmente unipersonal del gobernador, contra todos los argumentos que le fueron expuestos.
Conocido, y reconocido, en toda la entidad como “golpeador”, como un tipo violento, Sergio Terrazas vivió protegido por la sombra de su difunto padre, lo que no impidió que fuese llevado a la cárcel esta semana por haber “golpeado” a su chofer y escolta, Gabriel Pérez Canto, por, supuestamente, haber intentado entrar a su casa para “violar” a su esposa.
Lo cierto es que sus antecedentes conducen a una reiterada violencia y, también, a una continuada impunidad que se rompió por la orden de aprehensión del juez y por la voluntad política de las autoridades de la Fiscalía del Estado.
¿Cómo se logró “colar”, por poco tiempo, en el gobierno actual en la llamada “policía procesal”? Buena pregunta.
Con la orden del juez, que fue ejecutada con un cateo a su casa, terminó una era de absoluto consentimiento a sus excesos y comportamiento fuera de la Ley, pese a ser autoridad.
A ser un jefe policiaco que Borge tuvo que cambiar de adscripción porque no lograba pasar los exámenes de confianza.
A la distancia se advierte el absurdo, inmenso, de imponerlo en Cozumel cuando ni siquiera vivía ahí…
¿Por qué una persona con estos antecedentes, tan públicos, pudo llegar a ser dirigente del Partido del Trabajo y, además, precandidato a la presidencia municipal de Othón P. Blanco?
Lo cierto es que se terminó la impunidad, la buena suerte, y que el padrinazgo (¿Félix González?) que tuvo por muchos años no logró impedir que entrase a la cárcel de Chetumal.
Vueltas que da la vida…
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