Diferentes voces han expresado que el gabinete está desdibujado, que hay funcionarios que no han aparecido en público, como el responsable de Agricultura o el nuevo titular de Medio Ambiente.
Ricardo Monreal, coordinador de los senadores de MORENA, ha insistido en que sus colaboradores no acompañan a López Obrador: “veo un gabinete que la curva de aprendizaje ha sido larga, pesada… el presidente hace todo”. En el PAN los llamaron floreros… Y la Secretaría de Gobernación despidió al equipo de Comunicación Social como una claudicación en su bajísimo perfil.
De cara a esa percepción, la aparición de Alfonso Durazo en la rebelión de los policías federales vino a llenar muchos vacíos.
Para comenzar, el titular de Seguridad Pública asumió el error de no comunicar a los policías federales su realidad. Capacidad de autocrítica muy poco común entre sus pares. No se asustó, no amenazó, no cayó en ninguna trampa.
Desafortunadamente el tema del expresidente Felipe Calderón, metido en voz de uno de los policías en paro, vino a borrar el contexto de lo que habló Durazo.
Porque hizo definiciones. Lo que hace mucha falta a un gobierno donde todo gira alrededor de lo que dice, cada mañana, el primer mandatario. Explicó los motivos del mando militar de la Guardia Nacional. Salió a dar la cara, cerró puertas sin bravuconadas, lo que es muy complejo.
Los policías federales querían que su provocación fuese respondida, que hubiese represión para que todos los interesados festejasen. Lo lamentable es que tantos ciudadanos tengan que sufrir sus cierres de vialidades.
El tema de la rebeldía de la Policía Federal tiene muchas aristas. La primera es que no había estado claro, ni dentro ni fuera, que ésta ya desapareció, ya no existe. Que el tema a discutir es qué va a pasar con los policías federales.
De un inmenso pliego de peticiones, pasó a hablarse de cómo irse. Porque, hay que entenderlo, quienes se contrataron como policías federales, con todas las prestaciones, las pocas obligaciones, las muchas opciones para la corrupción, no tienen por qué convertirse en parte de otra disciplina, de otras formas de ser “policía”.
Lo cierto, hay que insistir en esto, es que no tienen para dónde hacerse. Que lo que les ofrecen, cuidar edificios públicos si no quieren obedecer a militares, es lo que hay.
Muchos de los cambios de este gobierno confrontan a sectores de la sociedad. Y frente a esto, con su carga de rechazo, de profundo enojo, se había guardado silencio. No había habido un funcionario público que saliera a explicar, a asumirse como responsable, como parte de los creadores de estas “afectaciones”. Alfonso Durazo ha sido el primero en hacerlo. Y, a diferencia de Marcelo Ebrard, sin protagonismos futuristas.
Seguramente esta semana tendremos información de que la crisis, que querían provocar con los policías federales como protagonistas, se terminó. La confrontación con Felipe Calderón, con sus asegunes, será tema manoseado. Lo cierto, lo que quedará es un reto. A ver cuál de los secretarios, de los colaboradores cercanos del presidente sale a jugársela como Alfonso Durazo…