En la primera mitad del año, ya se deja sentir una desaceleración económica en el país, la que se resentirá con mayor fuerza en estados como Chiapas, Oaxaca, Guerrero y Veracruz. No sucede igual en Quintana Roo, la tercera entidad a nivel nacional con mayor dinamismo y crecimiento.
Sin duda, nuestro estado es próspero y nuestra gente es productiva. Es por ello que el gobierno federal no debe pasar por alto los problemas que enfrenta la entidad.
El panorama se ve complicado, pues al arribo de sargazo, a la inseguridad y la impunidad, se suma la falta de promoción turística por parte de la Federación, tema que no será resuelto hasta el próximo año, cuando se le asignen recursos al Consejo de Diplomacia Turística.
Aunque ha habido avances en temas de seguridad pública y procuración de justicia, aún falta muchísimo por hacer, en especial, para cambiar la percepción ciudadana.
Por último, es importante dar certeza a los inversionistas y castigar con todo el peso de la ley a quienes, con trucos y trampas legales, pretenden adueñarse de los que no les corresponde y así lastiman la confianza en el destino. Escenas como los despojos de hoteles en Tulum tienen que quedarse en el pasado.
No hay que ser fatalista, pues la entidad todavía goza de gran fuerza económica y atrae turismo e inversiones, pero sí hay que reconocer posibles focos de alerta y atenderlos cuanto antes, porque lo que en Quintana Roo pasa, se ve en todo el mundo.
Los problemas están a la vista de todos, pero también las soluciones.
