Los tiempos que se viven en el país en cuestiones de seguridad son, por demás, históricos, y nuestro hermoso estado no se ha salvado de la situación. Las luchas de los cárteles por el territorio han dejado a miles de muertos. La situación no es la que quisiéramos, pero hay que reconocer que se han dado algunas respuestas contundentes al crimen.
Baste mencionar, por lo recientes, la captura del líder de cartel de Sinaloa, ocurrido en Playa Del Carmen a fines de junio, aunque hecho público esta semana, lo que es un duro golpe a esta organización, con arraigo en ese municipio.
Tampoco se puede pasar por alto la detención del dirigente de la CTM en el estado, Isidro Santamaría Casanova, quien por décadas utilizó esta cantera de votos para obtener impunidad para sus “giros negros”, antros en los que se daba venta de droga y trata de mujeres, a vista y paciencia de los ciudadanos.
Ahora, la atención deberá centrarse en los taxistas, quienes han sido el blanco de múltiples hechos violentos. Aunque en su mayoría son personas honestas y trabajadoras, es innegable que el crimen ha penetrado profundamente en este gremio, lo que requiere ya del “bisturí” de la autoridad.
Hablando de la autoridad, desde la llegada del fiscal Oscar Montes de Oca, los avances en procuración de justicia han sido evidentes, las reacciones más rápidas y los golpes al crimen más certeros. El camino es largo aún, pero ya se ve un rumbo.
Por su parte, la secretaria de seguridad pública, a cargo de Alberto Capella Ibarra, también ha logrado reducir, más no abatir, los homicidios dolosos que tanto daño le hacen a nuestro estado. Su labor no es fácil, en especial siendo un “imán” para la crítica mediática, pero por primera vez en muchos años ya la tendencia delictiva no es hacia la alza, sino hacia la pacificación.
