Por Sara E. Rincón
La selva de Quintana Roo es uno de los ecosistemas más importantes del país.
Su biodiversidad, sus servicios ambientales y su riqueza cultural la convierten en un verdadero pulmón que produce oxígeno, regula el clima y alberga una gran variedad de flora y fauna, incluyendo especies en peligro de extinción como el jaguar y muchas otras endémicas.
Además, la selva es hogar de comunidades mayas que han convivido con ella por siglos, conservando un profundo conocimiento para su protección y aprovechamiento sostenible.
Gracias a la selva se mantiene el ciclo hidrológico, se captura carbono, se forma y conserva el suelo y se garantiza la polinización.
También brinda recursos como madera, alimentos, medicinas y materiales de construcción para las comunidades locales.
El valor de la selva y los manglares
La selva regula el clima local y global, ayudando a mitigar los efectos del cambio climático.
A su vez, los manglares —íntimamente ligados a la selva— protegen las costas frente a huracanes y tormentas tropicales.
Sin embargo, las amenazas son crecientes: la tala ilegal, el desarrollo inmobiliario desmedido y la falta de reforestación han provocado daños irreversibles.
El pavimento y la urbanización descontrolada elevan las temperaturas, alteran los patrones de lluvia y afectan la salud de los ecosistemas.
Cancún: crecimiento sin planeación
Cuando Cancún fue concebido, se pensaba en un destino turístico pequeño, con hoteles de tres pisos y un ambiente tranquilo.
Nadie imaginó que se convertiría en el centro turístico más solicitado del mundo.
El rápido crecimiento, la llegada masiva de empresas constructoras y grandes cadenas hoteleras, sumado a la falta de planeación urbana y ambiental, desató una expansión descontrolada hacia la Riviera Maya.
Con ello llegaron también problemas graves: sobreexplotación de fauna exótica en hoteles y plazas, delfines traídos para entretenimiento tras la película Flipper, deforestación, contaminación y pérdida de áreas naturales.
El riesgo de perder la “gallina de los huevos de oro”
Hoy, Cancún enfrenta retos enormes:
– miles de animales callejeros sin atención,
– un Centro de Bienestar Animal incapaz de dar respuesta,
– deforestación y pérdida de manglares,
– basura en calles y playas,
– deficiencia en movilidad, seguridad y servicios básicos.
La “gallinita de los huevos de oro” puede colapsar si no se protege el entorno que le da vida: la selva, los cenotes, los mantos freáticos y la fauna silvestre.
Responsabilidad compartida
El cuidado de Cancún y de Quintana Roo es responsabilidad de todos: autoridades y ciudadanos.
A las autoridades debemos exigirles resultados, porque para eso se les eligió y se les paga.
Pero como ciudadanos también tenemos la obligación de actuar con educación y civismo:
– no tirar basura en las calles,
– respetar a los demás,
– cuidar nuestras mascotas, sacarlas con correa y recoger sus heces,
– enseñar a nuestros hijos a proteger el lugar donde viven.
Si realmente queremos a Quintana Roo y a Cancún, debemos cuidarlos entre todos, asegurando que el desarrollo sea sostenible y que el futuro de la selva —nuestro pulmón y fuente de vida— esté garantizado.