La mejora continua como parte de un sistema de calidad, cuenta con una herramienta fundamental que es la evaluación y en ocasiones toma forma de auditoria, otras como sistema operativo de sugerencias, también como sistema de 5 S´s, exámenes, evaluación del desempeño, entre muchas otras más que contribuyen a mostrar las fortalezas y debilidades de lo evaluado.
Los sistemas de evaluación van desde lo particular hasta lo general, se sistemas de todos los tamaños y proporciones, tales como un sistema económico, político, social, sistema familiar, empresarial y el más común, hablando de evaluaciones, el sistema educativo.
El cambio es una constante y todo evoluciona para transformarse en algo diferente, en este caso la evaluación nos es la excepción y hay evaluaciones cualitativas y cuantitativas; en el caso de la educación y en particular en México, durante décadas la evaluación se basaba en la calificación del 1 al 10, donde la máxima calificación definía la excelencia y la mínima, las grandes áreas de mejora o alguien que no sabía nada, que no había estudiado para el examen.
Sin embargo, a finales del siglo pasado se implementó un nuevo sistema de evaluación o valoración del conocimiento, que atendía a las inteligencias múltiples y se crearon modelos educativos que valoraran también aspectos más cualitativos que cuantitativos o la combinación de ambos, donde se privilegiaban más las habilidades blandas, que permitían flexibilizar la retención o no del conocimiento técnico y compensarlo con otros elementos a considerar.
Hasta ahí, todo parecía ir avanzando y adaptándose a las nuevas formas y descubrimientos que la ciencia aportaba, además de los tiempos que lleva la adaptación y aprendizaje a las formas recientes que se implantaban; con el tiempo, se llegó a una política pública que pretendía satisfacer más a los indicadores internacionales que a la valoración real del conocimiento y se determinó que nadie debería repasar los temas no aprobados y que siguiera avanzando en su nivel educativo, así se evitaba el rezago y los indicadores mejorarían para posicionar al país en un mejor lugar.
Los resultados son inevitables y no se dejan esperar, sin embargo, se han seguido buscando mecanismos que permitan esa mejora continua en la que tanto se deposita la esperanza y nos encontramos a la puerta de una nueva forma de evaluar, con un nuevo sistema de educación, conocido como la nueva escuela mexicana. ¿Qué pasará en los próximos años? ¿La mejora continua se hará realidad?, pongamos atención y seguramente se requerirá de una evaluación para encontrar las respuestas y sobre todo para lograr la mejora continua.
