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noviembre 23, 2024

Voces

La culpa es de los medios ¿seguros?

#VenaCava

Conocí a una mujer excéntrica y temida en Veracruz, la razón: trabajó en el Ejército de Israel y fue corresponsal para Televisa, y trabajó en el gobierno estatal.

Al regresar a México y por haber sido hija de una Senadora, sin que ella lo pidiera, le urgieron sus papeles del extranjero para ofrecerle ser Directora a nivel estatal de un encargo cultural muy relevante.

Y a decir verdad, su vida estaba llena de arte, política, vinos y libros. Un día le pregunto qué estudió académicamente y responde que nada, solo terminó la prepa. Quedé helada porque nadie podía ocupar puestos de alto nivel sin licenciatura. Ella me dijo que sabía que la buscarían por interés y los papeles que entregó en realidad eran las actas de nacimiento de sus hijos naturalizados israelíes, pero al no haber traductor, se asumió que eran títulos universitarios.

Todo este preámbulo es para observar lo que en un sentido inverso de la intención, sucedió en la actualidad por redes sociales; el caso de una chica colombiana, Geraldine Fernández, que falseó el haber participado en un film de animación hecho en Japón, película que resultó premiada y por esta razón, la creadora de contenido tuvo mayor relevancia para sus allegados, la empresa donde trabajaba y prensa local e internacional. Sus papeles académicos en el país nipón son de cursos de cerámica y no de animación. Una farsa.

Y como los tiempos cambian, todo fue saliendo a la luz. Pero, independientemente de la mala práctica ética la chica, como a mi amiga, nos dan una lección de corresponsabilidad, todos idolatramos las medallas ajenas a veces por orgullo y otras por arrogancia sin ver la calidad y veracidad de las personas.

La gente damos por hecho cosas y es prácticamente por el método matemático de inferencia para concluir lo que de manera empírica (y rápida) se tiene a simple vista. Algunos periodistas usamos ese método al considerar que alguien más ya hizo sus filtros de investigación. La empresa, por ejemplo.

La culpa no es de los medios, ya que por inferencia se confió en la credibilidad de la empresa hacia sus servicios; lo que sí es cierto es que sobra la estupidez e imprudencia de querer viralizar y enaltecer a cualquier persona que conecte con la luna o las estrellas a costa de mentiras de personas que bien saben lo que la gente quiere oir.

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Y los medios somos eso, el medio, donde una mentira repetida más de cien veces no se puede volver verdad si no hay sustento real. Y fue precisamente gracias a los medios digitales que se supo todo.

Nosotros los medios solo portamos el mensaje, dont kill the Messenger ¿ok?

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