Una mañana igual a esta, en la Gran Manzana, ocurría un hecho histórico comandado por Clara Lemlich, la huelga de las camiseras de Nueva York, conocida como el Levantamiento de las 20mil, en el cual exigía mejores condiciones de trabajo para las mujeres y equidad en el salario a comparación de los hombres.
Deuda histórica que hasta la fecha se ha mantenido en el mundo y en México, ¿podrá la titular del Trabajo, Luisa María Alcalde, contrarrestarla?, aprovechando que la democracia va a llegar a los sindicatos del país; no estaría mal que también llegué la equidad de género. Ya que aseguran algunos sindicalistas que la medida para quejas de la Secretaría es algo opaca y confusa.
Y hablando de opacidades, es curioso como algunos políticos gustan de vivir con doble moral, es decir, pregonan apoyar a las personas más humildes con una mano, pero con la otra, son asiduos visitantes de los exclusivos restaurantes en la capital del país, como es el caso del diputado Jorge Romero.
Ya que aseguran los confidentes de este tunde-máquinas que el panista Romero Herrera, acudió el fin de semana a un “fifí” roof-garden en una esquina de la Av. Masaryk en Polanco, para celebrar el cumpleaños de su esposa, Sandra García Bada, acompañado por poco más de 10 personas entre hombres y mujeres.
Lo interesante, no radica en la celebración, sino que, para ingresar a dicho restaurante, la lista de espera es de una semana, y la cuenta de 2 personas en promedio está en 4 mil pesos.
Tendrá conocimiento el líder blanquiazul en la CDMX, que el salario mínimo es de 141.7 pesos, si realizamos simples matemáticas, se necesitarían trabajar 29 días para pagar una cuenta de esa envergadura. ¿Qué pensarían Manuel Gómez Morín y el intelectual Carlos Castillo Peraza de tales actitudes? Y qué sentirá Jorgito Romero, que la mayoría de las y los mexicanos padecen los estragos del sexenio de Felipe Calderón, en lugar de los beneficios.
POST-IT Le envió un fraterno abrazo al titular de Gobernación, Adán Augusto López Hernández, ante el fallecimiento de su madre, la Sra. Aurora. ¡Ánimo paisano!
