La aprobación del Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) para el ejercicio 2022, es un acto republicano que trasciende históricamente debido a su vocación democrática, de ayuda a quienes más la necesitan y sobre todo, por ser absolutamente transparente.
Quiero iniciar este análisis por el lado de la transparencia. A pesar de todas las críticas sin sentido, uno de los avances más poderosos de los presupuestos de la presente administración pública federal trascienden, antes que por los otros muchos aspectos positivos, por proscribir la discrecionalidad de partidas que, históricamente se mantuvieron en secreto, de forma tal que el Ejecutivo y algunas otras dependencias, de las cuales trasciende el extinto Estado Mayor Presidencial.
Debido a las partidas secretas, las prácticas de corrupción se convirtieron en política económica en nuestro país y esa forma de distribuir la riqueza, representó el colapso económico que se presentó en diversas ocasiones, con consecuencias realmente graves.
Como si no fuese poco, además de planear los presupuestos de forma tan opaca, se destinaron enormes cantidades para rescatar con grandes capitales que solo beneficiaban a intereses particulares y de grupo y ello, no sólo representó la quiebra económica de México en diversas y repetidas ocasiones, nos dejó además con deudas públicas impagables bajo esos criterios.
El mejor de los ejemplos fue el celebérrimo Fobaproa que aun en nuestros días seguimos destinando recursos para recuperarnos de la deuda que ello representó.
Es así que además fue muy sencillo comprometer al país a adquirir deuda pública para cubrir los enormes huecos de los desatinos y decisiones con visión oligárquica y plutocrática, con un costo social altísimo.
Y desde luego, el interés extranjero estuvo puesto todo el tiempo en una política privatizadora, por lo que, en cada préstamo, las condiciones fueron las mismas, reformar el Artículo 27 Constitucional y demás relativos a la generación y distribución de energía, además de obligar a la administración pública federal a soltar sectores fundamentales como las comunicaciones y transportes, la telefonía y los precios de garantía para hacer al país dependiente de la importación de alimentos.
A diferencia de esa política, esta vez, el presupuesto apunta a fortalecer la gestión de energía, con un criterio mixto y esto es muy trascendente pues, a diferencia de otros países que se fueron al extremo con políticas nacionalistas que cancelaron todas las concesiones a la iniciativa privada, hasta las relativas a la radio y la televisión, en México se ha trabajado en propuestas que mantengan la intervención de la iniciativa privada, pero bajo un criterio que le permita a la Nación conservar la soberanía, sin afectar a los intereses particulares.
Todo ello, con el elemento fundamental de la transparencia y la cancelación de partidas secretas, a fin de hacer del presupuesto, un instrumento que apoye a quienes menos tienen y a los proyectos productivos de beneficio para todos.
Por ejemplo, en el caso de los proyectos icónicos de la 4T como el Tren Maya, el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles, el Tren Transitsmico, la construcción de la Refinería de Dos Bocas en Tabasco, no sólo representan la concreción de obras de beneficio general, sino que además representa la generación de miles de empleos, fundamentales para la reactivación de la economía.