A pesar de la mala imagen que la marca Aguakan le quiere dar a la Isla, la realidad es que desde mi parecer está en su mejor momento.
Un imperante orden se sintió desde el primer día del cambio de mando y se ordenó levantar el cochinero que había en todo el municipio: ¡era impresionante la cantidad de basura en las calles!
Aguakan y su mal servicio echan a perder todo. No solo es una vergüenza y un peso para Isla Mujeres, lo es a todos lados donde presta su servicio.
No han dado mantenimiento a ninguna de sus líneas en la ínsula (según ellos duran 100 años), y con eso no solo le fallan a los lugareños, si no a cientos de turistas de todo el planeta que, por marcas como esta, nos siguen tratando como tercer mundo
Peor aún: no existe un solo funcionario en toda la Isla que pueda levantar las quejas de los usuarios ¡un poco más de respeto señores!
Pero con toda y esta (inducida) crisis de irresponsabilidad empresarial, lo interesante acá es la reacción de la gente, y eso es lo que quiero celebrar hoy.
Me doy cuenta con muy buena impresión que los isleños tienen tatuado su sentido de pertenencia y se sienten respaldados de sus autoridades. Quieren orden, quieren crecimiento, quieren buenos servicios y lo están haciendo notar.
Hasta donde supe, la alcaldesa del municipio instruyó (casi obligó) a Aguakan a dar una explicación pública.
Lo hicieron a su modo, pero lo hicieron (dicen).
Cuando los isleños se levanten es cuando se van a dar cuenta algunas marcas que se metieron al municipio equivocado.
Que siga el crecimiento, la renovación, que siga la fiesta en Isla Mujeres!