Navegando las notas en Facebook resulta agradable percibir la camaradería, el buen humor, el positivismo, el disfrute de sentirse conectado. De alguna manera también despierta mi interés la tendencia a la cita de frases célebres o pensamientos para reflexionar con mensajes de aliento y vistazos a ese trasfondo más hondo de nuestro ser. Reflejos de ese anhelo de felicidad, de plenitud, de bien-estar. Algo que en particular atrae mi atención es la recurrencia a diversas fuentes, como si frases sencillas y de larga tradición estuvieran ya caducas o fuera de contexto.
Me refiero a frases simples como el “amaos los unos a los otros como yo os he amado (quizá su autor tenía en mente una cruz al decir esto). O aquello de “dejad que los niños se acerquen a mí, porque de ellos es el Reino de los Cielos” (pronunciando quizá estas palabras pausadamente visualizando en ellas el resumen de la psicología, la psiquiatría, la filosofía, la mística y el mensaje de los grandes pensadores que han existido).
Jesús de Nazaret quizá es el personaje más actual de la actualidad. Su filosofía encierra la respuesta a la ansiedad y búsqueda de esa verdad por la que la humanidad parece estar en frenética carrera. Con la sencillez y simpleza que caracterizan sus mensajes, también una vez dijo, “Venid a mí los que estáis fatigados que yo los aliviaré. Porque mi yugo es suave y mi carga ligera”.
En mi opinión, nuestro tiempo es el tiempo de las iglesias. Esas instituciones que se precian de ser las depositarias de ese mensaje trascendental de Jesús. Si tan sólo renunciaran a ese pretender ser poseedoras del copyright de los mensajes de Jesús, quizá mucho ayudaría a unir esfuerzos para traducir tan valiosa filosofía a la mentalidad de hoy. Quizá lo único que se necesita es gente capaz de traducir los mensajes de Jesús al lenguaje de hoy. Con un cambio radical que aparte la atención de estampitas y ojos en blanco o círculos luminosos coronando la cabeza para adaptar el pensamiento de Jesús de Nazaret al Jerusalén de hoy.
Utilizando el Facebook, enviando correos electrónicos, texteando, apareciendo en televisión, concediendo entrevistas radiales y dando respuesta a los problemas de hoy. Tengo la seguridad de que Jesús nos tiene una respuesta para tantas interrogantes y deseos ahogados por un mundo mejor. Sólo es cuestión de prestarle atención y reflexionar en lo que nos ha dejado.