La posibilidad de reelección genera incentivos para entablar proyectos que puedan tener continuidad más allá de los 3 años que dura el ejercicio de sus funciones, propendiendo así a una visión de progreso y desarrollo en el mediano y largo plazo.
Pero, por otro lado, es sabido que el anquilosamiento de determinadas figuras a sus cargos puede generar deficiencias en el funcionamiento de los municipios, problemas de transparencia y falta de innovación, que terminan transformándose en escándalos o en limitantes para el desarrollo comunitario.
Pese a ello, el criterio final está, en definitiva, en manos de los electores, puesto que estos son los que tienen la capacidad de legitimar una administración y darles o no nuevamente el voto.
¿Qué llevará a los votantes a reelegir a sus alcaldes?
Es lógico pensar que el voto preponderante en ese caso es el de rendimientos, y que si están ahí es por lo bien que han manejado su administración. Pero también surge la interrogante respecto a si existe un grado de desconocimiento o incluso de acostumbramiento de los electores a la lógica tradicional, y que, en lugar de legitimar a su administración con base en el conocimiento de su gestión, lo que predomina en realidad es una falta de cuestionamiento y de impugnación de sus autoridades: inercia.
He ahí el llamado a participar, a informarse y a votar. Queremos municipios con autoridades idóneas, más comprometidas con el desarrollo integral de sus habitantes, más creativas e innovadoras, más capaces de transformar las debilidades en oportunidades, dispuestas a abrir las puertas de su municipalidad a la transparencia, de integrar a la comunidad a la función de la municipalidad y de definir metas concretas, factibles, pero no por eso menos ambiciosas.
Tal vez es el momento para que nuevos aires refresquen los pasillos de los municipios de Quintana Roo, o para que más ciudadanos se involucren y trabajen en conjunto con quienes han tenido un buen desempeño y lo sigan haciendo.
Lo importante es que tú decidas.