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diciembre 05, 2025

Voces

Formación política con valores: conciencia que transforma

Por Jorge Sanén

La transformación de un país no comienza con decretos ni termina en las urnas.

Empieza con la decisión de millones de personas de informarse, participar y asumir que la política no es un territorio ajeno.

La formación política es la raíz de esa conciencia colectiva que hoy sostiene la Cuarta Transformación y que seguirá dándole sentido en los años por venir.

Esta semana, en Quintana Roo, se llevaron a cabo conferencias y encuentros que recordaron algo esencial: la democracia necesita ciudadanas y ciudadanos que comprendan su historia, sus derechos y la dimensión ética de la vida pública.

Cuando la gente se forma políticamente, se rompen las barreras de la desinformación y se fortalecen las comunidades.

No basta con votar cada determinado tiempo.

La participación social requiere preparación, diálogo y reflexión constante.

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Por eso, espacios de formación como los que vivimos —en los que participaron referentes como Rafael Barajas “El Fisgón”— resultan tan relevantes.

No son actos protocolares; son momentos de siembra de ideas y valores que perduran.

En nuestro estado, la formación política también tiene una dimensión urgente: blindar los logros que se han conquistado con tanto esfuerzo.

Hoy contamos con programas sociales que son derechos, con instituciones que empiezan a actuar con más transparencia, y con un gobierno que escucha.

Para que todo eso no sea pasajero, necesitamos generaciones enteras dispuestas a cuidar y defender la transformación.

La formación política no es exclusiva de especialistas ni de quienes militan en un partido.

Es una herramienta que debe estar al alcance de todas las personas.

Mujeres, jóvenes, trabajadores, estudiantes y comunidades enteras tienen derecho a conocer los procesos que determinan su vida cotidiana.

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Porque solo así la democracia deja de ser un discurso y se convierte en una práctica real.

Los talleres, conferencias y círculos de estudio que se promueven en estos tiempos son la mejor inversión que podemos hacer como sociedad.

Porque la esperanza que hoy vivimos no se sostiene solo con voluntad: necesita convicción y claridad.

Quintana Roo se fortalece cuando su gente sabe, cuando su gente pregunta y cuando su gente exige.

La formación política es la base de esa ciudadanía que no se conforma.

Y ese es el mayor logro de esta etapa: millones de conciencias despiertas.

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