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noviembre 24, 2024

Entre Números

El modelo económico que México necesita

Los tiempos electorales generalmente nos llevan a escuchar más de lo mismo. Los ciudadanos conocemos los problemas que aquejan a nuestro país y somos conscientes de que necesitamos soluciones, no sólo promesas. Uno de los temas recurrentes ha sido cuestionar si debemos cambiar de modelo económico o conservarlo como ahora; lo que quisiera recalcar enérgicamente es que el modelo actual nos ha permitido mantener la estabilidad económica y generar confianza en los mercados, aunque admito que requiere ajustes para atraer más inversión, y alcanzar el crecimiento económico, sostenido e incluyente que tanto anhelamos.
Los mecanismos para crecer son muy sencillos: es a través de gasto, inversión y del sector externo. En el primer punto, el gobierno debe asegurar que el gasto gubernamental privilegie aquellos programas que permitan una disminución sustantiva del rezago social o la desigualdad, y lo que hemos visto durante esta administración es que se ha destinado preferentemente en desarrollo social, en seguridad social y en educación. Uno de los principales objetivos del gasto social es abatir los niveles de pobreza. Coincido en que aún falta mucho por hacer en el tema, pero habrá que reconocer que en 2014 México tenía 46% de la población en esta situación, y para 2016 ya se había disminuido a 44%, es decir, más de dos millones de mexicanos ya no son pobres.
Respecto al siguiente rubro, efectivamente la inversión pública es una de las menores en la historia de México, pero también hay que decir que como nunca antes el gobierno ha favorecido un entorno propicio para la inversión privada y es ésta es la que verdaderamente genera riqueza. Los proyectos de telecomunicaciones con la red compartida, las empresas que ya están explorando y explotando en busca de yacimientos de hidrocarburos o generando energías limpias, el compromiso para desarrollar las Zonas Económicas Especiales, además de las decenas de proyectos público privados como carreteras, hospitales, cárceles y oficinas, son un ejemplo de que el gobierno federal está resuelto en generar entornos propicios para que haya más inversión, más empleos formales, y por tanto más crecimiento económico.
El último rubro es el sector externo. Aunque mediáticamente la depreciación del peso se ha vuelto un estandarte de los antisistema, la realidad es que la mayoría de los mexicanos no los utilizan. Estas fluctuaciones mantienen competitivas nuestras exportaciones, y sólo afecta al sector del país que consume productos importados, o que produce y da servicios con un alto contenido de importación.
La teoría económica no falla, porque justamente la mezcla de un gasto más efectivo de Hacienda, un entorno con mayor inversión privada y un sector de exportaciones más competitivo, es lo que ha permitido que desde 2010, el crecimiento del PIB nacional sea en promedio de 3.2% anual, mayor al mundial (2.9%) y muy por encima del que tuvo Estados Unidos (2.1%), lo que contrasta con algunos países en franca recesión, justamente por su dependencia a los ingresos petroleros.
Finalizo alertando sobre las recurrentes propuestas de campaña donde los recursos solo cambian de una mano a otra, como bajar salarios o privatizar bienes que hoy son públicos, porque vender el avión presidencial es eso justamente. Necesitamos propuestas enfocadas a generar riqueza y empleos, pero que éstos se repartan equitativamente para disminuir la enorme desigualdad que impera en miles de comunidades. No necesitamos un nuevo modelo económico, necesitamos ajustarlo, redirigirlo, redimensionarlo, para que los objetivos del sistema nos permitan alcanzar el México incluyente que sí es posible.
¡Hasta nuestro próximo encuentro!
*Expresidente de la Federación de Colegios de Economistas de la República Mexicana, A.C. Sígueme en Twitter @PerezSoraya

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