POR GEORGES GOUBERT PANINI
Colapso del estado y construcción de la nación en Afganistán. Hoy la República Islámica de Afganistán se ha derrumbado. Altos funcionarios, desde el presidente Ashraf Ghani hasta el fondo, han huido. Este es un colapso estatal clásico, aunque está claro que el vacío será llenado con bastante rapidez por los talibanes, quienes, según se informa, planean anunciar su propio estado.
La historia sugiere que la presión externa aplicada a una sociedad puede aumentar la cohesión y la cooperación internas. La humillación nacional de China, primero por las grandes potencias europeas en el siglo XIX y luego por la ocupación japonesa durante la Segunda Guerra Mundial, jugó un papel importante en su reunificación de posguerra.
Difícilmente podemos someter deliberadamente a las sociedades a tensiones horribles. Pero Afganistán ha estado bajo tal tensión externa, y de la hegemonía global, que puede reclamar libremente su reunificación. Otro problema potencial que debe abordarse es la sobreproducción de élites.
Los talibanes también se están ocupando de eso. Algunos de los partidarios del antiguo régimen fueron ejecutados y los principales líderes huyeron. En otras palabras, Estados Unidos ha estado construyendo una nación en Afganistán durante casi 20 años, pero no como estaba planeado. Las nuevas élites gobernantes, especialmente las más jóvenes, comparten una gran solidaridad grupal y están consolidadas por su religión. El régimen anterior, dirigido por Karzai y Ghani, ha sido totalmente desacreditado porque era corrupto y disfuncional. Al final, después de 20 años de inestabilidad social y política, la inmensa mayoría de la población simplemente quiere que se acabe, aunque a muchos no les gusta la dura versión del Islam que van a imponer los talibanes. Esto explica claramente por qué la toma de posesión de los talibanes fue tan rápida y en gran medida, con tan poca resistencia.
En resumen, espero que los talibanes tengan éxito en la construcción del nuevo estado afgano. Puede que no nos guste, pero tendremos que vivir con ello. Pero no olvidemos el papel sangriento de los Estados-Unidos el cual perdió como siempre otra guerra. La camisa de Joe Biden esta manchada sangre.