La ciudadanía, día con día deposita sus esperanzas en otros, para lograr sus metas o visión ideal de formas de vida; en un sistema como el que prevalece en nuestro país, ese depósito de confianza se da a través de diversas formas, por ejemplo cuando se vota por representantes populares, se deposita la confianza en la persona y en lo que representa, o bien cuando se une a una organización política, religiosa o asociación civil y a través de sus líderes, también hace presente su forma de pensamiento y confianza en las y los integrantes de los consejos directivos o presidentes de asociaciones.
Es recurrente que quienes desean lograr llegar a puestos de elección popular como podría ser, diputados locales, federales, senadores, titulares de los ejecutivos en sus tres esferas, hagan promesas ya sea de manera personal, institucional o aliancista, que atrape a los electores y les den esa confianza para materializar las coincidencias en la visión de sociedad, ciudad o país; sin embargo, periódicamente hay cambios al primer atorón con la consecución de esas promesas, ya sea para justificar por qué no se podrá atender la promesa o culpar a otros de sus des fortunios, de tal suerte que quien sale bailando con la más fea es siempre el ciudadano que se queda una vez más con muchas preguntas y muy pocas respuestas, pero menos aun con resultados.
Se ha convertido en una gran habilidad y casi planeada, la forma de como prometer lo imposible para posteriormente justificar lo inalcanzable, pero sin asumir realmente una responsabilidad, sino al contrario, señalando, culpando, denostando y en su caso, victimizándose y tratando de encontrar en el sentimiento de las personas, un espacio que permita ser aceptada la no consecución de sus promesas incumplidas.
Al generar un sentimiento defraudador, el ánimo decae, las ganas de creer se pierden y sobre todo, hay un desencanto y pocas ganas de participar en lo sucesivo y justamente en estos tiempos es donde estamos viviendo en diferentes niveles alguno de los supuestos de los contenidos de esos sobres y la sociedad cada día está más decepcionada de sus representantes populares.
Albert Einstein decía que, si seguimos haciendo lo mismo, seguiremos recibiendo los mismos resultados, por lo tanto, se debe aprender el pasado para corregir el futuro, la decisión está en tus manos.