En Quintana Roo estamos siendo testigos de una nueva forma de gobernar, una que rompe con la distancia tradicional entre las instituciones y la ciudadanía.
Hoy, bajo el liderazgo de la gobernadora Mara Lezama, se ejerce un modelo donde escuchar a la gente no es un gesto protocolario, sino la base de cada decisión.
Este cambio de paradigma no solo fortalece la confianza, sino que también redefine el papel del poder público: dejar de estar por encima de la sociedad para ponerse verdaderamente a su servicio.
Desde la Secretaría de Ecología y Medio Ambiente, hemos aprendido que los grandes retos ambientales requieren diálogo constante con quienes habitan los territorios, con quienes enfrentan día a día los efectos del cambio climático, la contaminación o el crecimiento urbano desordenado.
Las soluciones no nacen de un escritorio, nacen del contacto con la realidad, del intercambio sincero con pescadores, empresarios, jóvenes, académicos y comunidades rurales.
Esa cercanía a la que alude la gobernadora no es un recurso discursivo, es un principio de acción.
Escuchar abre la puerta a entender la magnitud de los problemas, y entender permite actuar con precisión.
Cada vez que el gobierno se sienta a dialogar, se siembran semillas de confianza que, con el tiempo, florecen en resultados tangibles: programas de reforestación, estrategias para contener el sargazo, proyectos de energías limpias, o acciones para proteger la fauna silvestre.
Hoy Quintana Roo se coloca como un referente en participación ciudadana porque entendemos que el poder no debe ser un privilegio, sino una herramienta de transformación social.
Y es aquí donde la Cuarta Transformación encuentra su esencia: la justicia social que se construye al poner en el centro a la gente, y no a los intereses de unos cuantos.
La cercanía del gobierno con el pueblo es también un acto de humildad.
Es reconocer que las soluciones más efectivas surgen de abajo hacia arriba, que la sabiduría de la comunidad es tan valiosa como la técnica o la política.
Esa combinación nos permite avanzar con más certeza en la construcción de un futuro sostenible.
La gobernadora Mara Lezama lo ha dicho con claridad: no se trata solo de administrar, sino de servir.
Esa es la diferencia entre un gobierno que se encierra en oficinas y otro que abre las puertas para caminar junto a la gente.
Con ese espíritu trabajamos todos los días, convencidos de que escuchar transforma y que gobernar de cerca es la mejor manera de garantizar bienestar, justicia y esperanza para Quintana Roo.
