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noviembre 22, 2024

Voces

Batalla inhumana contra el COVID 19

La insensible e imperceptible reacción de las autoridades hacia la demanda de equipo, insumos y protocolos del personal médico del sistema hospitalario de Quintana Roo, se ha convertido en un “grito desesperado” que no se escucha de doctores, enfermeras, camilleros, asistentes y demás personal que trabaja en la primera línea de la batalla contra la pandemia.

Desde la misma primera etapa de la contingencia, personal de la red hospitalaria del Estado, se manifestó y exigió condiciones e insumos básicos para preservar su salud y su propia vida en la lucha por salvar a quienes contrajeran el letal virus.

Aun cuando la ley establece que es obligación del Estado dar al personal médico todo el equipo necesario para desempeñar sus actividades inherentes en el combate a la epidemia, incluida las garantías a su salud y su vida, esta prioridad no se ha resuelto y aún es una asignatura pendiente a quienes se exponen día y noche en la batalla por salvar vidas.

Ayer, personal médico del ISSSTE y del IMSS en Quintana Roo, nuevamente se manifestaron para exigir mejores condiciones de trabajo, ya que han sido testigos del alto índice de contagio y muerte de sus colegas, doctores y enfermeras que conforman el ejército que lucha contra el peligrosa virus. Desde la primera muerte por Covid-19 en Cancún, el pasado 26 de marzo, hace un mes, los enfermeros y personal médicos se manifestaron para exigir equipo adecuado e insumo, es fecha que siguen en las mismas condiciones inhumanas, sin lo básicamente necesario para proteger sus vidas y ofrecer mejor atención a los infectados.

Esta omisión de las autoridades, entre ellas la Secretaría de Salud, ya ha costado vidas tanto al personal médico, como a los pacientes que no recibieron la atención adecuada por las  mismas carencias hospitalarias. La batalla en cada hospital, se convierte en una pesadilla, familiares del personal médico viven en zozobra y en algunos hogares se ha resentido el luto y dolor por la pérdida de estos guerreros.

Fotografías impublicables que han llegado a la redacción de Quintana Roo Hoy, muestran las condiciones inhumanas de cadáveres en el suelo y entre sábanas de quienes han perdido la vida en los hospitales de Cancún, un escenario lúgubre. Las gráficas exhiben el equipo rudimentario y en mal estado, como caretas, batas y botas, con que camilleros, doctores y enfermeras reciben en la sala de urgencia a los cientos de contagiados.

CONTAGIOS Y NEGLIGENCIA

Cancún llegó ayer martes, según cifras oficiales de la Secretaría de Salud, a los 523 casos positivos de coronavirus, es decir a un promedio de 17.4 contagios diarios desde la primera muerte el pasado 26 de marzo.

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A nivel estatal suman ya 700 los casos positivos y 91 defunciones, un promedio de 3 muertos diarios desde que se registró la primera víctima mortal. En este mes, han caído doctores, enfermeras, camilleros, guardias, policías, militares, taxistas e incluso periodistas y personal que realiza actividades esenciales por falta de protocolos adecuados y equipo inherente a sus actividades.

La amenaza de recurrir los amparos por parte del personal médico, en pleno pico de contagios, encendió los “focos rojos”, y se convierte en un férreo llamado a las autoridades estatales y federales para dotar a estos héroes del equipo para continuar en la batalla. El rezago hospitalario, la falta de camas, insumos, equipo, personal médico y la tardía reacción de autoridades, es ya factor en el súbito índice de muertes.

Las carencia en hospitales, obligan a médicos a rechazar a cientos de contagiados y sospechosos, quienes mueren en sus casas y no forman parte de las estadísticas oficiales. Morir en casa, es otro inevitable factor de contagio y propagación masiva.

El Covid se impone y deja una estela de muerte, en medio de la amenaza de paro y amparos de médicos, enfermeras y personal hospitalario, mientras la secretaria de salud, Alejandra Aguirre Crespo, queda rebasada por la contingencia. La omisión va más allá, la Ley de Responsabilidades en el Servicio Público, exige máxima diligencia, y en dado caso que dicha omisión sea elevada a negligencia en la función pública, Aguirre Crespo podría ser destituida e inhabilitada para no volver a ocupar un cargo público.

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