La esencia es un conjunto de características -permanentes e invariables- que determinan a un ser o una cosa y, sin las cuales, no sería lo que es. El PRD no sería lo que es sin el caos. Y ese caos se ha traducido en las álgidas divisiones de las llamadas “tribus”, el éxodo de sus líderes morales y, en los últimos años, el notorio desdén por las bases ideológicas: de ser un partido de izquierda pasó sin escalas a socio de la derecha. Pero, si algo se le ha de reconocer, es que el pragmatismo furioso y rampante, que no es otra cosa que hacer lo que sea para ganar, ha sido algo en lo que se han destacado como pioneros dentro de arco izquierdista al que se sumó AMLO y que antes criticaba.
Ahora, ya enfilados en ese mismo “pragmatismo total”, se han ido transfigurando al “sálvese quien pueda”, pregonado por el grupo que encabeza Julián Ricalde, ex presidente municipal de Benito Juárez, quien con toda liviandad dijo que había que copiar a Andrés Manuel López Obrador.
Un plan simple
El plan del PRD es simple en Benito Juárez, pero altamente corrosivo para el gobernador del Estado, Carlos Joaquín González: poner un candidato, sea el que sea, que permita la supervivencia del Sol Azteca, es decir, que le permita conservar el registro como partido.
¿Qué esto daña la imagen del gobernador?, para este grupo no viene al caso: porque en su lógica numérica hay que sumar votos, sumar prerrogativas y que el mundo siga andando. Esta idea ha sido pregonada sin medir impactos en la imagen del “gobierno del cambio” y es algo que se dijo desde este espacio: discursivamente “Chanito” Toledo, por más buen candidato que sea, por más votos que logre, representaría un dramático daño al discurso de Ricardo Anaya, en principio, y más aún al gobernador que logró amplio margen de votos combatiendo lo que Toledo representa todavía para vastos sectores electores.
Lo que en política se llaman negativos, como su palabra lo indica, restan a la hora de la campaña, como está sucediendo con José Antonio Meade, candidato del presidente Enrique Peña Nieto, cuya imagen ha arrastrado al ex secretario de hacienda al tercer lugar cómodo; algo similar al caso “Chanito”: sería atacado por unos como ex delfín de Borge, y por otros, como candidato incómodo del cambio. Lo que sigue es poner un poco de lógica al asunto y dejar un poco los números: en la vida como en la política, no lo son todo.
Gobernador no vetó a nadie, pero sería una incongruencia
“El gobernador no mandó a nadie a vetar a “Chanito”; dijo uno de los más cercanos colaboradores del primer mandatario. “El partido, fiel a su estilo, tiene sus grupos que quieren salvar la elección a cualquier costo, aún si esto afecta al gobernador”, reflexionó la fuente. “Nunca ha sido su candidato (del gobernador) como quieren hacer creer algunos, porque él no se mete en la vida de los partidos, pero lo cierto es que sería una incongruencia total del PRD poner en la campaña a un borgista con todo lo que representa”, señaló y deslizó en tono de broma: “Sería como poner a Fabián Vallado”, comparó para aclarar: “Salvando todas las distancias, no ayuda”.