El evento que hizo que el presidente Andrés Manuel López Obrador suspendiera el domingo 23 su gira en Mérida y regresará éste viernes 28 quedó aclarado y nos deja varias lecciones interesantes;
la primera es la aclaración por parte del presidente en su video donde destaca un váguido que no le hizo perder el conocimiento, por un golpe de calor y baja de presión; lo que deja aclarada la postura del Diario de Yucatán, en contraposición a declaraciones del secretario de gobernación Adán Augusto López y del vocero Jesús Ramírez Cuevas. Hasta cuando un “desvanecimiento”
se puede considerar desmayo o váguido; cómo saber si hubo pérdida temporal de la conciencia y, hasta qué punto esto se traduce en infarto o problema cerebro vascular. Es admirable la honestidad del presidente para declarar tal cual, quéfue loquesintióyelnegarse a ser trasladado en camilla, esta honestidad (que indirectamente deja mal los reportes oficiales) es justo lo que hacen que Obrador sea reconocido por millones de ciudadanos. Muy fácil hubiera sido continuar con la narrativa oficial, pero no, hubo un ejercicio de honestidad.
Los días que siguieron a su resguardo por Covid siempre esperé que se diera una andanada de fake news en todos los medios conservadores tradicionales nacionales de prensa, radio y televisión, pero no fue así, -para mi sorpresa- éste gran aparato de medios corporativizados en sí y que acostumbran trabajar notas y “trascendidos” de “fuentes muy confiables” en una especie de “nado sincronizado” no actuó como acostumbra y lo ha hecho en otros casos.
¿Es acaso un síntoma o signo de que antepusieron actuar con inteligencia y apego a la información oficial en su mayoría? Esto es una buena señal. Por su puesto que hubieron casos aislados de personajes como Carlos Alazraky, Raymundo Rivapalacio, Joaquín López Dóriga y otros de menor perfil que demostraron un odio inusitado, especulando con la salud negativamente, deseando tanto mal a partir de creaciones e imaginación; el desprestigio de estos ya es de condiciones inferiores,inmedibles; sonpocos , por fortuna, son muy conocidos y vapuleados en redes sociales, sin embargo son sostenidos por los empresarios de los medios a los que sirven en una suerte de perros de presa, ¿hasta cuándo? Pues sencillo, hasta que el bajo rating de las audiencias de estos medios los convierta en un lastre. La lección es que cada día son menos.
Especulaciones derivadas de la ausencia fueron muchas, quizá la más insistente es para quienes vieron en la dirección de las conferencias mañaneras a un Adán Augusto muy presidenciable o todo lo contrario; también para quienes exigen –fuera de toda lógica- que desaparezcan estas conferencias pero se angustian con el vacío de su personaje principal y exigen su presencia aunque sea en videos; amor y odio.
Muy pronto sabremos si Adán Augusto logró subir algunos puntos. También habrá más cinismo -como el de Rivapalacio- para ofrecer disculpas de otros conductores o periodistas- publicistas; finalmente la lección más importante creo es que el presidente López Obrador es honesto y que debe entender que solo cuidándose y actuando con mucha prudencia podrá continuar trabajando a ritmos intensos los siete días de la semana, cuidando su salud y sus acciones físicas. Una gran mayoría de los ciudadanos mexicanos le deseamos muy larga vida y buen nivel de vida.