S) Vasconcelos, al senado
Washington desea “garantías”
Belinda, la “vocera” indiscreta
De cara a la delicada visita que el 13 de este mes hará a México el secretario de Estado de la administración Trump, Mike Pompeo (director de la CIA antes de pasar a la oficina ejecutora de las políticas de Estados Unidos con el mundo), el virtual presidente electo (VPE), Andrés Manuel López Obrador (AMLO), decidió sustituir a su carta original para la cancillería, el diplomático Héctor Vasconcelos, por una pieza de mayor densidad política y operativa, Marcelo Ebrard (ME). Vasconcelos, asumirá una senaduría y será presidente de la comisión de relaciones exteriores.
Pompeo viene, según informó su vocera, Heather Nauert, a “reafirmar la alianza “entre Estados Unidos y México para combatir organizaciones criminales transnacionales y también la epidemia de opiáceos. También discutirá esfuerzos para incrementar el comercio, reducir la migración irregular y manejar nuestra frontera compartida”. El secretario de Estado se reunirá con el actual ocupante de Los Pinos, Enrique Peña Nieto, el canciller mexicano Luis Videgaray, el VPE López Obrador y, es de suponerse, Ebrard, no sólo como traductor.
La administración Trump ha mostrado una inusual cara de amabilidad y solidaridad hacia el VPE, mediante una llamada de más de media hora y declaraciones afectuosas del magnate que ahora reside en la Casa Blanca (“sabía que iba -o ibas- a ser presidente de México”).
Pero tal fachada amistosa puede desaparecer de pronto si su enviado cree que no obtiene las adecuadas “garantías”, de parte de López Obrador, o de que las políticas interior, exterior y económica no se manejarán conforme a los parámetros que Washington desea.
La vocera Nauert dijo que, además de dar continuidad a la “cooperación” que se ha tenido durante la administración saliente (“cooperación” que, a juicio de este tecleador, ha sido sometimiento) “Estados Unidos está deseando trabajar más de cerca con López Obrador para seguir fortaleciendo la relación entre EU y México, cuando la nueva Administración tome posesión el 1 de diciembre”.
En el plano del frío pragmatismo que debe mover a López Obrador en temas tan trascendentes, es positiva la incorporación de Ebrard, quien tiene una larga experiencia política, desde su paso por el Partido Revolucionario Institucional de la mano de su mentor y amigo, Manuel Camacho Solís, ya fallecido, hasta la declinación, en marzo del 2000, a su endeble candidatura a jefe de gobierno del entonces Distrito Federal, para sumarse a la de López Obrador. Ebrard era postulado por el Partido del Centro Democrático y AMLO por una coalición encabezada por el PRD.
En 2011, Ebrard declinó a su pretensión del momento, la de ser candidato presidencial del PRD. Una presunta encuesta (de la que nunca se supo nada real) definió que el tabasqueño sería el aspirante a Palacio Nacional y Ebrard siguió como jefe del gobierno capitalino, en el marco de una negociación que implicó la designación conjunta de Miguel Ángel Mancera como sucesor en el mando chilango. Seis años de trayecto político con espinas para Marcelo, golpeado crecientemente por Mancera y acusado de haber propiciado o permitido una serie de caras irregularidades en la línea del metro que era su orgullo, la 12, la Dorada.
A pesar de ese encono conjunto (Mancera por un lado; Peña Nieto por el otro, envenenado el ambiente pinolero por la versión de que ME habría filtrado datos de la Casa Blanca de las Lomas de Chapultepec), Ebrard pudo regresar de un largo autoexilio en París y en Estados Unidos; país este donde colaboró con la campaña de Hillary Clinton y donde tiene a un conocido clave, el exalcalde de Nueva York, Rudolph Guiliani, quien ahora forma parte del equipo de abogados que representan a Donald Trump en el caso de la “trama rusa”.
La inclusión de Ebrard en el gabinete fue anunciada con anticipación por la cantante Belinda, en un twitter “indiscreto”. Además, la misma Belinda había dado las gracias en el Estadio Azteca, al final de su participación en el cierre de campaña de López Obrador, tanto a este como al propio Ebrard.
Proveniente de la coordinación en una circunscripción electoral norteña, y ahora anunciado como futuro canciller, Ebrard necesariamente genera revuelo futurista. Es alguien que ha buscado ser presidente de la República y el VPE, al generar este movimiento del avispero político (pudo haber dejado a Ebrard como uno más del equipo de transición, sin especificar el cargo), ha adelantado la natural especulación que normalmente los presidentes mexicanos retardan hasta el día en que anuncian su gabinete, ya a unas horas o pocos días de la toma de posesión decembrina.
El ajuste hecho en la secretaría de la diplomacia, a partir de que Vasconcelos tiene la oportunidad de ejercer el cargo de senador, abre las puertas a posteriores movimientos en dos cargos clave, la secretaría de Gobernación y la secretaría de Seguridad Pública.
En ambos casos, los titulares propuestos tienen la posibilidad de optar por un escaño. Olga Sánchez Cordero, ministra de la Suprema Corte, en retiro, y Alfonso Durazo, parecieran hasta hoy encaminados a tan importantes cargos administrativos, pero las circunstancias políticas podrían generar más movimientos en el tablero lopezobradorista.
Astillas: Vergonzosas multas ínfimas del INE a quienes recurrieron a fotocopias de credenciales de elector para simular que eran apoyos para candidaturas sin partido: Margarita Zavala, Armando Ríos Piter y Jaime Rodríguez Calderón habrán de pagar doce mil pesos en total. Impunidad de cuello “independiente”… Apapacho de Peña Nieto a José Antonio Meade, a quien recibió en Los Pinos para agradecerle que haya colaborado con su administración.
Sonrientes, ambos, en las fotografías oficiales… Y, mientras AMLO ha anunciado que a su toma de posesión invitará a Donald Trump, lo cual es un gesto político obligado, a pesar de la postura del estadunidense hacia México; pero también ha hecho saber un giro de no intervencionismo respecto a Venezuela, ¡Hasta el próximo lunes!