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noviembre 22, 2024

Astillero

Poder legislativo moreno

Mayoría simple, segura
El presidencialismo, imán
División en opositores

En términos numéricos y políticos, el partido Morena y su máximo dirigente real, Andrés Manuel López Obrador, quedan en una excepcional situación para que las propuestas legislativas ordinarias que presenten a partir del próximo uno de septiembre sean aprobadas casi de manera automática.

Dado que el propio López Obrador ha adelantado que no impulsará iniciativas de reformas constitucionales durante los tres primeros años de su periodo presidencial, es de suponerse que sin ningún problema sacará adelante todo lo que requiera mayoría simple de votos (y no mayoría calificada, como se exige cuando se toca la letra constitucional) con la ayuda negociada de sus coaligados recientes (los partidos Encuentro Social y el del Trabajo) o, si este mapa coaligado cambiara, con la contribución circunstancial de alguno o algunos de los demás partidos, “opositores” en lo general.

En San Lázaro, la mayoría que formarían Morena, PT y PES, sería incontrovertible, con un total de 308 votos (de un total de 500) derivados de los 191 del partido dominante, 61 de los petistas y 56 del PES. En el Senado sería relativamente menos desahogado, pero plenamente alcanzable: 55 escaños de Morena, más ocho del PES y seis del PT, le darían la mayoría simple con 69 votos, de un total de 128. Los partidos que formaron la coalición Juntos Haremos Historia, de mantenerse unidos a la hora de las votaciones, tendrían, en números redondos, seis de cada diez votos en San Lázaro y cinco de cada diez en el Senado.

Al análisis aritmético favorable a Morena y a López Obrador, deben añadirse dos factores políticos iniciales. El primer dato proviene de la tradicional fuerza del presidencialismo mexicano, aumentada hasta niveles sorpresivos por el triunfo arrollador del político nacido en Tabasco. Salvo el caso del Partido Acción Nacional, que como segunda fuerza en ambas cámaras se queda con el descafeinado mérito de ser la principal oposición, los demás partidos (incluido el Revolucionario Institucional, ahora inserto en el pelotón de la chiquillada) buscarán acercamientos y negociaciones que les permitan la difícil travesía por el virtual desierto político.

El segundo dato favorable a Morena-AMLO (Morena-Gobierno) proviene de las divisiones internas de todos los partidos que le son opositores, con el sostenido aderezo amargo de que los principales partidos derrotados (es decir, PAN y PRI) no han procesado operativa e intelectualmente los motivos de sus derrotas y no han alcanzado a trazar líneas inteligentes y eficaces para tratar de salir del socavón político en un plazo razonable.

El partido aún en el poder, el PRI, tiene en sus menguadas filas legislativas una división inocultable, con bandos que se culpan mutuamente de la derrota presidencial. Unos, acusando abiertamente a Enrique Peña Nieto de haber maniobrado para imponer a tecnócratas ajenos al “verdadero” priismo, de sofocar posteriormente las tenues posibilidades de crecimiento de José Antonio Meade y de “entregarse” a López Obrador. Otros, defienden lo que queda de la casa presidencial y pretenden endilgar la responsabilidad de la derrota a los priistas “tradicionales” y su cauda de corrupción e ineficacia.

En Acción Nacional continúa el pleito entre la corriente dominante, encabezada por el excandidato presidencial, Ricardo Anaya Cortés, y los grupos que culpan a éste del fracaso electoral. El calderonismo, ya sin fuerza al interior del PAN, explora la posibilidad de construir un nuevo partido, con el rebozo de Margarita Zavala Gómez del Campo como recurrente estandarte.

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Sin embargo, también en el bloque ganador hay indicios de fisuras. En particular, la bancada del Encuentro Social es considerada proclive a distanciarse o confrontarse de posiciones o iniciativas de Morena que no vayan en la línea ultraderechista del partido evangélico (se habla del PES). Los estrategas morenos también consideran el riesgo de que determinados integrantes de sus bancadas, recién llegados de otros partidos, puedan volver a sus querencias en momentos legislativos críticos.

En ese contexto y como una muestra más del enredijo de intereses y postulaciones que se dieron en los pasados comicios, el Partido del Trabajo acusó a su coaligado y virtual salvador político y aritmético, Morena, de realizar actos ilegales al insertar a candidatos de ese joven partido en las listas del PT.

Podrán alegar los directivos del Partido del Trabajo que, al denunciar las maniobras morenistas, actuaron en defensa propia, pues con sus señalamientos pretendían que les adjudicaran más diputaciones de representación proporcional. Según lo planteado por escrito el pasado ocho, ante el consejo general del Instituto Nacional Electoral (INE), el PT deseaba “invalidar parcialmente” el convenio de coalición que había firmado con Morena y el PES.

Treinta y cinco candidaturas de Morena habrían sido procesadas a través del PT, pasando incluso por encima de sus normas internas y, por ello, la directiva petista solicitó que esas 35 diputaciones ganadas se contabilizaran a Morena y, así, gracias a los mecanismos de asignación de las curules “plurinominales”, pudiera tener el PT nueve asientos más, y no tres. Ya encarrerados, los petistas dejaron esta constancia: “Estimar lo contrario, constituiría, en principio, la aprobación de un acto apartado del principio de legalidad, y, en definitiva, la posible sobrerrepresentación de un partido político en el Congreso”. Finalmente, el INE no aprobó la solicitud del PT (https://goo.gl/2MuEca ). Sin embargo, la denuncia del “aliado” podría ser utilizada por los adversarios explícitos de Morena para exigir la apertura de una investigación y tratar de reducir la supuesta sobrerrepresentación del partido obradorista.

Y, mientras dos representantes de la farándula auténtica dicen que la política no les da plena satisfacción: Sergio Mayer, de Morena, porque la dieta legislativa no le permitirá mantener el tren de vida al que está acostumbrado, y Ernesto D’Alessio, del PES, porque la vanidad es mayor en los foros de la grilla que en los de las telenovelas o el canto. ¡Hasta el próximo lunes!

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