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noviembre 22, 2024

Astillero

Maciel, el gran abusador

Durante décadas, las élites mexicanas (y de otros países) mantuvieron una postura de desatención y censura a las denuncias de los abusos sexuales de Marcial Maciel, quien terminó caracterizado como un monstruo de maldad (caracterización utilizada aquí para ir de acuerdo con los parámetros utilizados por las mencionadas élites), inocultable e indefendible ahora aun para sus propios seguidores obcecados.

El mes pasado se dio a conocer un reporte de los Legionarios de Cristo (la orden fundada y dirigida originalmente por el ya difunto Maciel) sobre sacerdotes católicos pederastas. Rogelio Cabrera Pérez, quien es arzobispo de Monterrey y presidente en turno de la Conferencia Episcopal Mexicana, dijo que tal informe llega tarde e incompleto, bajo abierta sospecha de no decir todo lo que corresponde al caso.

El punto clave está en la complicidad de muchas autoridades eclesiásticas, y sus aliados en la política terrena, para encubrir hechos delictivos (no solo abusos sexuales) practicados por la estructura jerárquica de la iglesia católica mexicana (desde los obispos y arzobispos, hasta cardenales como Norberto Rivera). No solo fueron Maciel y los Legionarios.

Es apropiada la ruta de salida de Ricardo Valero del servicio diplomático mexicano.

Por “motivos de salud” , luego del extraño (aunque no tanto) episodio en el que fue captado robando un libro en un famoso establecimiento del ramo en Buenos Aires. En cuanto el caso tomó relevancia internacional, familiares del todavía embajador comenzaron a difundir extraoficialmente las circunstancias médicas: un trastorno neuronal que le llevaba a cometer ese tipo de atrevimientos o francas infracciones punibles.

Contra el activo político, que en sus momentos de plena salud mental jamás habría permitido o realizado actos de tal naturaleza, se cebaron los comentarios de opositores al obradorismo que pretendieron encontrar en los deslices de Valero una falsa prolongación que involucraría a los políticos en el poder en una supuesta patología delictiva.

 

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