La secretaria de la función pública, Irma Eréndira Sandoval Ballesteros, dio a conocer ayer en la tarde el resultado de una investigación que marcará el resto de su estancia en ese cargo y, en términos generales, a la propia administración obradorista.
Declarar a Manuel Bartlett Díaz exento de responsabilidad en la construcción de una red inmobiliaria y de relaciones empresariales fue un proceso muy difícil para la titular de la Sefunpu. A nadie escapa la textura sumamente ríspida del actual director de la Comisión Federal de Electricidad, quien en la primera parte de su carrera política fue un acendrado practicante del manual del peor priismo, hasta brincar luego a una conversión sumamente cuesta arriba como defensor nacionalista de los energéticos y de apego a la causa de Andrés Manuel López Obrador.
A partir de un trabajo periodístico de Areli Quintero, dado a conocer en el espacio radiofónico de Carlos Loret de Mola, este recién salido de Televisa, la figura de Bartlett volvió a colocarse en el escenario del escándalo público. Se documentaba la acumulación de riqueza inmobiliaria en un tejido en el que participaron de manera destacada un hijo de Bartlett y la pareja sentimental del propio funcionario público.
Hijo de un exgobernador de Tabasco (Manuel Bartlett Bautista, quien gobernó del 1 de enero de 1953 al 22 de marzo de 1955), el director de la CFE se ha beneficiado de la laguna jurídica que no obliga a una pareja sentimental a declarar adquisiciones patrimoniales durante esa especial vida en común. La compañera de Bartlett no es esposa ni concubina y no hay pruebas de que hayan compartido domicilio. Han sido una especie de novios durante dos décadas en las que se dieron los movimientos inmobiliarios que llevaron a abrir una investigación sobre el tema.
La secretaria Sandoval Ballesteros considera haber realizado una investigación exhaustiva y ha asegurado que no encontró una razón jurídica para proceder contra quien fue, en distintos momentos, secretario de gobernación y de educación pública, gobernador de Puebla y senador, todo a nombre del Partido Revolucionario Institucional. Habría buscado Irma Eréndira hasta debajo de las piedras, según se desprende del reporte oficial, sin hallar el punto que le permitiera extender una declaración de culpabilidad hacia el político que el próximo 23 de febrero cumplirá 84 años de edad.
Como era de esperarse, esa declaratoria de inocencia ha generado un inmediato rechazo de los opositores al obradorismo, contra la secretaria por sí misma y contra la administración federal autodenominada como Cuarta Transformación y su hiperactivo jefe, López Obrador. Sus adversarios han tachado a Sandoval Ballesteros de reproducir la conducta de Virgilio Andrade, quien desde la misma Sepunfu emitió un certificado de no culpabilidad a Enrique Peña Nieto y a quien entonces era su esposa, Angélica Rivera Hurtado, en relación con la negativamente famosa Casa Blanca.
Irma Eréndira es una de las cartas más honestas del gabinete andresino y una académica con gran reconocimiento, además de estar particularmente preparada para ocupar su puesto actual. Si hay profundidad y probidad en la investigación realizada, ello podrá disolver la carga de acusaciones y señalamientos que se han disparado en su contra apenas se difundió oficialmente el documento de virtual exoneración del siempre polémico Barttlet.