El secretario de gobernación, Alfonso Navarrete Prida, comenzó a desmontar en Querétaro, al menos discursivamente, las expectativas de triunfo político del gobernador panista Javier Corral Jurado. Se le preguntó si se aceleraría el proceso de libramiento de una orden de extradición del exgobernador priista, César Duarte Jáquez, y dijo categóricamente que “no”. Añadió: “es una orden constitucional, (que) no estaba sujeta realmente ni a negociación”, y por ello “pedimos que el Gobierno del Estado fungiera como coadyuvante, para evitar suspicacias y que se revise, por parte de quienes tienen interés legítimo y jurídico en este tema, que las cosas transcurran como deben de ser”.
Señaló que tampoco estaba a negociación el traslado de Alejandro Gutiérrez Gutiérrez (el beltronista acusado de participar en una triangulación de fondos federales a campañas electorales priistas) a una cárcel federal, en Ciudad Juárez, e insistió en el tema del “debido proceso”, pues éste “es un principio constitucional, y (…) evitar suspicacias sobre una acusación tan grave como la tortura es lo que más conviene a cualquier autoridad y dar las garantías de que el debido proceso se respete, sea quien sea”. Navarrete Prida espera que lo sucedido con Corral sirva de ejemplo a otros gobernadores, pues “escalar los conflictos políticos (…) no te lleva a nada” (nota de Erika Hernández, https://goo.gl/5J4o2c.
El servicio de comunicación por internet de mayor cuantía en México, Facebook, y el cada vez menos creíble Instituto Nacional Electoral (INE), han anunciado una serie de disposiciones superficiales, casi de pedagogía elemental, dirigidas a fomentar la participación ciudadana en los comicios de julio próximo, que se presagian sumamente reñidos.
Pero, además de “talleres” de capacitación a funcionarios del INE (para que aprendan a usar adecuadamente Facebook), “productos cívicos para incentivar la participación ciudadana” (entre los cuales se incluyen un “Megáfono electoral” y un botón de “Elector informado”), entrenamiento para difundir a través de Facebook en vivo los debates entre candidatos presidenciales y otras medidas de calado menor, el INE se ha comprometido a difundir “materiales desarrollados por Facebook junto con otras organizaciones civiles para ayudar a las personas a detectar contenido de baja calidad en la Internet y poder tomar decisiones más informadas sobre las noticias que consumen”.
El punto más relevante del “convenio” de colaboración dado a conocer ayer, es justamente el relacionado con las noticias falsas, un problema de índole mundial que en diversos procesos electorales ha propiciado distorsiones y engaños. Un ejemplo reciente fue el de la reciente elección estadunidense, donde las mentiras intencionales tuvieron un gran impacto entre votantes poco dispuestos a indagar la veracidad o falsedad de “noticias” difundidas dolosamente a través de canales de internet.
En México avanza a toda velocidad el proceso de degradación de las redes sociales. Hay legiones de troles a sueldo, que mienten, insultan y ensucian la comunicación por internet, puestos al servicio de determinados partidos, candidatos, gobernantes y políticos en general. También es creciente la presencia de cuentas robotizadas que difunden y multiplican determinadas versiones de los hechos públicos, para acomodar las tendencias y las percepciones al gusto de quien contrata tales servicios subterráneos.
Aún así, en Facebook y en Twitter sobrevive el sentido original de la comunicación social rápida, directa y honesta. Muchos abusos e injusticias han sido difundidos a través de esas redes, obligando a autoridades y personajes de poder a asumir las consecuencias de sus actos negativos. Ante las presiones y controles a la mayoría de los medios de comunicación tradicionales (prensa, radio y televisión), el segmento social que pugna por un cambio electoral, sobre todo el relacionado con Morena y Andrés Manuel López Obrador (AMLO), considera estratégico el mantenimiento de un flujo informativo libre a través de internet. Los indicios de que se preparan mecanismos para un brioso fraude electoral en julio próximo convierten a Facebook y Twitter en canales que deben mantenerse despojados de pretensiones censoras.
En ese delicado terreno entra el peculiar convenio entre Facebook y los directivos del INE. Ni el consejero presidente de este instituto, Lorenzo Córdova, ni el cuerpo de consejeros y altos funcionarios, gozan de credibilidad para encargarse, sin fuertes suspicacias, de un proceso de determinación de lo que llegue a ser “contenido de baja calidad en la internet”. Tampoco son personajes confiables para “ayudar a las personas” a “poder tomar decisiones más informadas sobre las noticias que consumen”.
Con una misa en la Basílica de Guadalupe inició el periodo de Carlos Aguiar Retes como arzobispo primado de la Ciudad de México, en sustitución de Norberto Rivera Carrera. El nuevo titular de la arquidiócesis capitalina dijo, al tomar posesión del cargo, que “hoy nos abruman situaciones que violentan la justicia y la paz”. Convocó, en ese sentido, a “reconstruir el estilo de vida de nuestra sociedad”.
A juicio de esta columna sin persignar, el nuevo jefe político de la catolicidad chilanga (a quien corresponde una facultad no escrita de fungir como principal enlace con los poderes políticos nacionales) hizo un discurso inaugural que no corresponde a la magnitud de los problemas que se viven en el país. Invocar como presunta solución el regresar a un “estilo de vida” pasado implica pretender que, para resolver el desplome institucional del momento bastaría con volver al cauce de los entendimientos priistas clásicos, los “de antes”.
Acostumbrado a la convivencia con los grupos priistas mexiquenses, en especial con la corriente encabezada por Enrique Peña Nieto, Aguiar Retes parece, en esta primera estampa formal, un relevo biológico de Norberto Rivera, pero no de las formas y compromisos políticos practicados por el duranguense que ahora es arzobispo emérito. ¡Hasta mañana!