Ricardo Anaya Cortés se embutió ayer en un chaleco amarillo, con el escudo del Partido de la Revolución Democrática (PRD) y, con ese gesto indumentario y cromático, dejó al desnudo la condición secundaria e instrumental de la organización que durante décadas representó las mejores aspiraciones de la izquierda electoral mexicana.
El derechista queretano acudió ante los mandos perredistas para registrar su protocolaria precandidatura presidencial, conforme a las rutinas de simulación que están desarrollando todos los partidos, haciéndose pasar por precandidatos en precampañas, con mensajes “dirigidos” a los delegados a futuras convenciones (aunque son encasquetados a todo aquel que esté expuesto a los saturados espacios de comunicación masiva).
Así pues, el “precandidato” Anaya Cortés cumplió con la obligación teatral, pero también evidenció al declinante sol azteca como una calca del partido de las cuatro mentiras, que instala a sus clientes electorales en turno las casacas del falso ecologismo verde para dejar constancia del cierre de negociaciones: Anaya con su vestuario de ocasión, en consonante tonalidad avícola, frente a Chuchos y demás jefes del partidismo tribal, en una demostración cruda de la subordinación por razones de supervivencia, bajo la treta mal hecha de una coalición electoral tripulada por la derecha triunfante, al menos en este ámbito.
Enrique Peña Nieto, por su parte, batallaba con el manejo electoral de la escala de los sentimientos.
De entrada aceptó ayer, en Los Pinos, que en el ánimo nacional lo que domina es el enojo.
No se detuvo ni se ha detenido a preguntarse sobre las causas de esa indignación generalizada, como si el comportamiento social fuese suave o rudo por razones naturales, sin relación con lo que los políticos y los gobernantes hacen o no hacen.
Enrique el (convenientemente) Distraído respecto a su responsabilidad en la confección de esas nubes oscuras en el territorio nacional, pidió a la población que no permita que la vista se le nuble y, por esos berrinches extendidos, no aprecie los grandes logros, avances y desarrollos que ha tenido el país (ayer, por ejemplo, Volaris anunció ante el mexiquense la compra de 80 aviones Airbus, lo cual significa una inversión de 9 mil 300 millones de dólares, ¡felicidades, mexicanos!).
Metido de lleno en el terreno electoral, a favor de su partido y su candidato a la sucesión, Peña Nieto aconsejó a los mexicanos que no vayan a tomar decisiones de las que luego se vayan a arrepentir.
No vaya a ser, advirtió, casi paternal, “que pasemos del enojo a la angustia y la preocupación”.
En realidad, dijo, sin que detrás de él hubiera un modelo de boleta electoral marcada a favor del PRI, “debemos mantenernos en un rumbo de crecimiento y desarrollo hacia adelante”.
Ha de reconocerse que en el acto con empresarios no apareció ninguna cartulina que dijera: “Ojo, mucho ojo: nada de pejes ni Morenas”.
En Morena, Tatiana Clouthier, quien será coordinadora de la campaña formal de Andrés Manuel López Obrador, anunció que la esposa del precandidato, Beatriz Gutiérrez Müller (BGM), hará labor de proselitismo.
Doctora en literatura y escritora, BGM es mencionada por algunos de los cercanos al tabasqueño como una voz con capacidad para alertarlo de riesgos y decisiones poco reflexionadas.
Así como José Antonio Meade ha sido beneficiado por la participación de su esposa, la pintora Juana Cuevas, quien ha dado algunos toques sin acartonamiento a las faenas de la campaña priista, López Obrador agregará bonos a su favor con la actividad abierta de Gutiérrez Müller.
El candidato del tricolor se ha puesto propositivo.
Pero la realidad se ha esmerado en abollarle los ánimos optimistas.
Ha dicho PPMid que “en los próximos seis años llevaremos a cero las carencias sociales”.
¡Ni López Obrador se ha atrevido a hacer una propuesta de ese calibre! ¡A cero, las carencias sociales! Su coordinador de campaña, Aurelio Nuño, también tuiteó que, según quien fue cinco veces secretario de estado, “Todas las niñas y los niños que nazcan durante la próxima administración nacerán libres de pobreza extrema. Todos tendrán salud, vivienda, alimentación y educación”.
El paraíso conforme a la fecha de nacimiento; la historia mexicana del rezago, la injusticia y la miseria se fechará conforme a AM, antes de Meade, y PM, después de Meade.
¡Aleluya!
En otro lance con poca efectividad, PPMid convocó ayer a los partidos a un paréntesis en la guerra electoral, para asumir posturas “de Estado” que permitan al congreso federal, en su periodo ordinario de sesiones, el próximo febrero, desahogar nombramientos pendientes, sobre todo los relacionados con el inoperante Sistema Nacional Anticorrupción (e incluyendo la designación del fiscal correspondiente).
Sus contrincantes tacharon la propuesta de oportunista, mera maniobra para tratar de sacar adelante nombramientos favorables para el aparato peñista.
En Monterrey, el partido de Dante Delgado, Movimiento Ciudadano, convenció a Luis Donaldo Colosio Riojas para que sea candidato externo a un puesto de elección popular.
El hijo del candidato presidencial priista asesinado en Lomas Taurinas, una colonia popular de Tijuana, había manifestado en varias ocasiones que no aceptaría participar en política.
La decisión de Colosio Riojas no es individual. También será candidato Agustín Basave Alanís, hijo del diputado federal y expresidente del PRD que lleva el mismo nombre.
Ambos son fundadores del despacho “Basave, Colosio, Sánchez, abogados” (https://goo.gl/YDWawr ), y ahora buscarán tener un cauce a sus inquietudes cívicas en el poder legislativo.
Y, mientras ha saltado otro escándalo de corrupción extrema: la venta, como negocio particular, de televisiones que el gobierno federal dijo haber regalado para el “apagón digital”, ¡hasta mañana, con el secretario de gobernación, casi de tiempos extras, anunciando que habrá una “realineación de las capacidades del Estado”, para combatir al crimen!