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noviembre 22, 2024

Astillero

Aristegui, ¿a la radio comercial?

Derrota para EPN
AMLO, ajeno
Gtz. Vivó, no ahora

La periodista Carmen Aristegui habría dado una conferencia de prensa en una casona del norte de la colonia Roma, en la Ciudad de México. Según la invitación enviada a medios de comunicación, ahí se haría “un anuncio importante para nuestro proyecto”. En el ambiente, y con más fuerza en semanas recientes, flota la expectativa respecto a un regreso de Aristegui y su equipo a las frecuencias de una radio comercial de alcance nacional.

La alta probabilidad de ese retorno (no a MVS, firma con la que continúa el litigio) restablecería en el espacio radiofónico abierto de México el tipo de periodismo que Aristegui ha practicado en otras estaciones radiofónicas y televisivas y al que ha dado continuidad en la adaptación a las redes sociales, con un programa de larga duración (el internet lo permite) que inició tiempo después de su arbitraria expulsión de los micrófonos de la empresa cuyo principal accionista es Joaquín Vargas.

Aristegui ha consumido buena parte de su tiempo y energía, en los años recientes, en la lectura de textos judiciales, en su interpretación (bajo la guía de un grupo de abogados encabezados por Javier Quijano) y en el cumplimiento de formalidades procesales. A la fecha, ha ganado el principal de los pleitos entablados, el cual le posibilitaría el regreso a la cabina de MVS para cumplir con los diez meses restantes del contrato de prestación de servicios que, según sentencia judicial, sigue vigente o, en su defecto, pagar una alta suma por incumplimiento patronal de ese contrato. Intentos de negociación se han dado, en busca de destrabar el embrollo jurídico y económico, pero hasta ahora no se ha logrado nada.

En caso de confirmarse esa vuelta de Aristegui a la radio comercial, se estaría en presencia de una derrota más para Enrique Peña Nieto, a quien se atribuyen las maquinaciones que propiciaron la salida de ella y su equipo de MVS, luego de la histórica difusión del reportaje sobre la Casa Blanca, que ha merecido múltiples premios internacionales en específico y, en general, para la carrera periodística de Carmen.

Por delante tendrá la periodista varios retos, si regresa a la radio abierta. Desde luego, la conservación de una libertad periodística por encima de criterios empresariales o de comercialización. El grupo radiofónico que acogiera a Aristegui estará aceptando esa libertad que Carmen defiende por encima de todo.

Por otra parte, ha de mencionarse aquí que esta probabilidad radiofónica no tiene ninguna relación con el peculiar anuncio hecho en su momento por el presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, en el sentido de que buscaría ayudar al regreso de Aristegui y de José Gutiérrez Vivó a la radio comercial. Oferta y negociación para este tipo de radiodifusión ya se habían producido antes de esa declaración del político tabasqueño.

Por cierto, en el caso de Gutiérrez Vivó sí hubo una gestión directa de un enviado de AMLO ante un empresario radiofónico para propiciar que tuviera un programa. El empresario dijo que atendería la sugerencia, dándole de inmediato una respuesta positiva. Pero la salud de Gutiérrez Vivó, y complicaciones legales derivadas de juicios laborales y de otro tipo, le han impedido al famoso conductor del programa Monitor el considerar la posibilidad de regresar a México.

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Por lo pronto, y a reserva de lo que sea anunciado en la casona de la calle Orizaba (no es Casa Lamm), ¡Felicidades, Carmen!

López Obrador calificó el desenlace judicial del caso de Javier Duarte de Ochoa, en el fuero federal, como simulación, circo, cinito y show. Pero lo dio ya como hecho consumado, virtualmente inatacable, la vista puesta del primero de diciembre en adelante: “afortunadamente eso se terminó, aprovéchenlo porque eso es lo último, va a pasar al basurero de la historia; todo eso se va a terminar, ya no va a haber corrupción e impunidad, y a las pruebas me remito”.

Fue una buena noticia que Morena escuchara la gran inconformidad que generó la anunciada cesión al Partido Encuentro Social (PES) de las presidencias de las comisiones de Salud y de Cultura y Cinematografía. En estricto sentido, no se habría afectado el propósito de pluralidad distributiva en las comisiones de trabajo de San Lázaro si a la agrupación marcadamente conservadora se le hubiera dejado totalmente fuera de ese reparto: perdió su registro como partido político a causa de su baja votación y se ha maniobrado, por gratitud electoral desproporcionada, para darle en el congreso federal el estatus de “fracción” con derechos y prerrogativas.

A consecuencia de esos reacomodos, Morena quedó en condiciones de instalar como presidente de la comisión de cultura a Sergio Mayer Bretón, cuyo nombre se había barajado desde semanas atrás como la verdadera carta deseada por el partido predominante. Diputado federal electo por mayoría relativa en uno de los distritos de la Ciudad de México, Mayer ha sido una figura relevante en el ambiente de los espectáculos, como miembro de un grupo cantante y como empresario y partícipe de presentaciones estéticas dirigidas en exclusiva al público femenino. Además ha participado, como lo han hecho diversas figuras relevantes del medio televisivo, en actividades de solidaridad con causas sociales a través de fundaciones. Adverso a López Obrador en 2012, buscó este año ser candidato a diputado por algún partido y, como él mismo lo ha dicho, fue Morena quien lo acogió.

Sería injusto calificar a Meyer por el tipo de actividad artística en que ha participado. Pero es evidente que sus cartas de presentación están por debajo del mínimo deseado para un cargo legislativo de esa importancia y para un partido como Morena y las expectativas que ha generado.

Y, mientras Raúl Salinas de Gortari (aprovechando las ofertas de temporada), demanda que el Consejo de la Judicatura Federal publique un desplegado en el que asiente y reconozca la inocencia, en términos judiciales, de quien fue llamado “el hermano incómodo”. ¡Hasta el próximo lunes!

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