Apenas es la “precampaña” y nada más no pega el precandidato priista a la presidencia de la república, a Meade le está costando posicionarse aún entre los propios priistas, quienes no entienden ni se sienten representados por “Pepe”, a quien ven como un tránsfuga del PAN, Meade no levanta.
Si bien aún falta para la elección presidencial, tampoco sería extraño que el PRI siga igual de jodido en la contienda electoral, el priista que no es priista, ha hecho los rituales ancestrales del partido tricolor sin conseguir avances.
La campaña mediática que le han dado a su esposa es de flojera.
Meade es un tecnócrata, un funcionario promedio, un político gris, sin carisma, sin chiste, tan lejano al discurso y la historia, pero sobre todo tan ajeno al partido que los militantes del PRI siguen sin entender cómo se come ese platillo.
Estos atributos no los tiene Meade, porque en efecto no tiene la cuna priista.
Digamos que le falta barrio.
El reflejo de la crisis del PRI está a la simple vista y en las dudosas encuestas. No se ve en picada Meade o el mismo PRI porque están aún en el poder.
Cuentan con muchos recursos, medios, además de gobiernos estatales y gobiernos locales.
Saben disfrazar su crisis con imagen y el aparato priista a lo largo del país.
La piedra de que el presidente Peña Nieto está lleno de escándalos y que su inteligencia pone en duda su capacidad, le pesa día a día al gris Meade.
Probablemente este sexenio sea el más incompetente e impune de los últimos años. Eso lo tiene que explicar y cargar “Pepe”.
Ahí una pista del porqué no levanta la campaña de Meade.
López Obrador y Ricardo Anaya sí pueden salir a la calle y tener acercamiento con la gente común, a pesar de que los puedan a llegar a increpar.
El activo más importante de Morena y del PAN pueden ser aceptados, el del PRI no.
No quiero imaginar cuando sean las campañas en forma, cuando saquen los escándalos de los candidatos, ahí vienen más flaquezas, más negativos para Meade y el PRI.
De nada le está sirviendo que “brujas” o medios extranjeros pronostiquen una posible victoria priista.
La derrota del partido tricolor se ve cada vez más cerca y de manera clara. Me parece que el único rival de López Obrador sería Ricardo Anaya.
Mientras tendremos que seguir viendo la “telenovela” de “Pepe” Meade y las actividades sin sentido de “Juana” la esposa, o alguna otra ocurrencia.
Los baños de pueblo seguirán en los medios de comunicación.
Los “yo no fui” de los gasolinazos y la deuda interna estarán a la orden del día. Meade es el resultado del despeñadero que le dio el PRI a México.
