Conocer, probar y experimentar es ahora para nosotros, algo que hemos convertido en necesidad para nuestras vidas. Nuestra generación está viviendo su momento justo ahora, estamos desarrollándonos de manera paralela a diferentes acontecimientos, que están dejando una marca en la historia de la humanidad y en nosotros mismos.
Somos lo que somos gracias al contexto en el que nos hemos criado a lo largo de nuestra vida, a las relaciones que tenemos con nuestros familiares, amigos y sociedad y al auge de las tecnologías que hemos aprendido a dominar.
Somos la generación que comienza a romper estructuras, que piensa con frescura y que tiene un concepto diferente a lo que nuestros padres o abuelos solían hacer con sus vidas. Nos gusta conocer y aprender más allá de nuestra comunidad, presenciar otras realidades que nos dejan una experiencia satisfactoria, porque tenemos un espíritu viajero y experimental que quiere cumplir con todos esos ideales.
Nuestra visión va más allá de sólo querer vivir; buscamos la oportunidad de trascender, de ser parte de algo más grande, buscamos aprender y cultivarnos. Muy probablemente tengamos más planes inmediatos que a largo plazo, porque vivimos los instantes y solicitamos aventuras y diversión.
Tenemos la oportunidad de explorar nuevas áreas de nuestra personalidad, darnos cuenta que tenemos más potencial del que pensamos y que es un beneficio no sólo para nosotros, sino también para aquellos que nos rodean.
Dejemos de buscar comodidad, hay que darnos cuenta de que la vida tiene tantas cosas que ofrecernos y que debemos aprovechar las oportunidades que nosotros mismos nos damos. Las segundas oportunidades no suelen ser comunes.
Hay que darnos la oportunidad de experimentar nuevas aventuras, y que nuestra actitud pueda ser, la mayor parte de las veces positiva y, con energía de seguir cumpliendo sueños y metas.