POR: PAULA VILLANUEVA
TWITTER:@Paulavr34
Tengo a bien, contarles que esta será la primera de varias columnas donde estructuraré un pequeño “compendio” de herramientas (para quienes deseen tomarlas) enfocadas al concepto de liderazgo juvenil; que basado a lo que en mis experiencias personales pude aprender.
Nos tocaron los tiempos donde la digitalización de todo, es tendencia. Aprovechar las herramientas tecnológicas como base para un cambio colectivo de consciencia suena a una jugosa promesa para varios.
De cara a una sociedad movida por el nuevo concepto de liderazgos de opinión ahora etiquetados como “influencers” quienes nos venden marcas, cánones y realidades casi inexistentes; enfrentamos un pensamiento juvenil viciado por la búsqueda de contextos irreales de una vida feliz, siendo profundamente infelices en el proceso a los muchas veces infructíferos resultados.
Persiguen cuerpos que no existen, economías creadas por métodos que no son reales, siguiendo tendencias de rutinas de belleza, estilos de alimentación y demás modas que no les resultan porque no están acercadas a la realidad. Tristemente muchos de esos liderazgos, no viven lo que muestran en sus redes sociales.
A la par de este fenómeno social, nos enfrentamos al prejuicio como herramienta para desacreditar muchas luchas genuinas que buscan romper el pensamiento sistémico para volverlo más justo.
Tenemos que retomar nuestro poder juvenil, conectando con lo orgánico. Nuestro pensamiento debe caminar en otro sentido, y nuestro poder como colectivo (entiéndase esto como la bola de jóvenes que le damos voz con likes y follows a otros para que nos representen como liderazgos) debemos ser selectivos.
Personalmente, a mí no me importa si eres racializado, orientación sexual, aspecto físico , en que país naciste o que religión profeses, no analizo tu código postal ni tus estados financieros.
Me importa lo que traes a la mesa: aporte ideológico, calidad ontológica.
Diría una buena amiga: “¿Cuánta gente vive mejor gracias a que tú existes?”
Es importante escoger lo que seguimos, y dejar de apoyar causas que no conocemos, proyectos que no nos mueven, solo porque “esta de moda”. El activismo de rebaño, es una herramienta muy poderosa para el desarrollo de una célula social, de un país, y a consecuencia de la humanidad.
Un día una amiga compartió una publicación de una activista y en la confianza que nos tenemos la hice cuestionarse un poco:
¿Quien es Greta Thunberg?
¿Por qué la sigo?
¿Desde cuándo me interesa seguirla?
¿Qué capta mi atención de su agenda como activista?
Cuestionarse es parte del crecimiento y desarrollo de un ser humano.
Lo que llena tu feed, es lo que llena tu mente.
