¿Qué tanto discriminamos las y los mexicanos? Es una pregunta que a menudo nos hacemos. Y si la pregunta no se plantea en “si discriminamos o no”, es porque me parece tener la percepción que casi todos, el algún momento, de manera consciente o inconsciente discriminan.
Discriminar significa excluir a alguien por el simple hecho de cómo se vea esa persona, por lo que piensa, por su orientación sexual, condición económica, física y más. La discriminación tiene por tanto diversas repercusiones, de manera directa para quien es víctima de discriminación, como la falta de acceso a oportunidades, pero también de manera indirecta para la población en el sentido de la justicia social, democracia y ejercicio de los derechos humanos.
En nuestro país es muy común rechazar, al menos en discurso, la discriminación. De hecho sería poco probable escuchar a alguien estar de acuerdo con esta práctica y sin embargo, no nos mantenemos congruentes con ese discurso. Ahí está el caso de los migrantes: condenando siempre el nulo reconocimiento de los derechos de los mexicanos indocumentados en Estados Unidos, pero sin voltear a ver el infierno de los miles de centroamericanos que atraviesan nuestro país.
La discriminación se vive todos los días en todos los ámbitos y así lo reflejó la Encuesta Nacional sobre Discriminación 2010 del Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación.
Las encuestas son una herramienta poderosa para las instituciones y para la sociedad civil organizada, que permiten vislumbrar las situación de nuestras comunidades y así poder dirigir políticas públicas asertivas y eficientes que ayuden a incidir en la prevención y erradicación de problemáticas como la discriminación.
Hace unos meses la Comisión de los Derechos Humanos del Estado de Quintana Roo anunció el inicio de la primera encuesta estatal sobre discriminación y cuyos resultados se darán a conocer aproximadamente en el mes de octubre.
Esta encuesta permitirá ser una brújula, en términos de conocimiento sobre los derechos humanos por parte de la población, la percepción de cuál es la gente que más se discrimina y por qué, y quiénes se sienten en realidad más discriminados. Los resultados se compartirán con las instituciones públicas para que en el marco de sus atribuciones, elaboren programas que contribuyan a la igualdad de derechos y respeto a la dignidad de las personas. Políticas públicas que permeen en la población, entre los que se encuentra usted amable lector(a), para así vernos en el espejo y reflexionar si nuestras actitudes están contribuyendo a la igualdad o desigualdad en nuestro estado.
