A finales del mes pasado se declaraba por parte del señor José Ángel Gurría – Secretario General de la OCDE -, que la reforma educativa era una de las más grandes e importantes que se están llevando a cabo en México.
La OCDE, por sus siglas significa: Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico y su misión es la de promover políticas que mejoren el desarrollo económico y el bienestar social de las personas en el mundo. Sencillamente maravilloso. Un organismo que fue fundado para los 60´s y que es conocido como el “Club de los países ricos” pues agrupa a países que proporcionan aproximadamente el 70% del mercado mundial.
La OCDE cuanta en su haber con 34 países miembros, siendo sólo México y Chile los únicos miembro de América Latina.
Dentro de uno de sus puntos a desarrollarse se encuentra el de contribuir a una sana expansión económica en los países miembros, así como no miembros, en vías de desarrollo económico. Es increíble que en el papel se puedan destilar tantas palabras que al leerlas suenen increíbles y merecedoras de respeto, pues dan la impresión de que la idea será sorprendente al aplicarse a la vida real pero la cuestión es otra una vez que se llevan a la realidad.
La OCDE al igual que muchas instituciones internacionales (FMI, BM, etc.,), tienen poco respeto por las culturas e idiosincrasias de los pueblos, la idea de unificar bajo una sola bandera llamada neoliberalismo y globalización les ha llevado a ultrajar a cuanto país esté dentro de su lista.
Y entonces la OCDE opina sobre una Reforma Educativa que desde el inicio nunca debió llamarse así, más bien algo como: Reforma Laboral a la Educación ya que es en ese sentido.